En horas bajas

Sánchez logra un balón de oxígeno en la víspera de una semana clave entre la corrupción y la cumbre de la OTAN con Trump presente

¿Por qué es importante? La última semana de junio puede suponer un antes y un después en el futuro más próximo de la legislatura. El lunes Ábalos y Koldo declararán en el Supremo y el domingo se celebrará la cumbre de la ONU en Sevilla.

Pedro Sánchez se dirige a la tribuna del Congreso de los Diputados antes de comparecer en pleno estallido del caso CerdánPedro Sánchez se dirige a la tribuna del Congreso de los Diputados antes de comparecer en pleno estallido del caso CerdánAgencia EFE
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Si la semana que acaba de cerrarse ha sido una de las más complicadas para Pedro Sánchez, la siguiente no se presenta mucho mejor. El presidente del Gobierno ha estado sometido a la presión de todas las fuerzas parlamentarias tras el estallido del caso Cerdán, teniendo que escuchar realidades incómodas como la que le planteó Gabriel Rufián en la tribuna del Congreso. Los socios que le han brindado un apoyo férreo ante la dupla PP-Vox ahora dudan del futuro de la legislatura, con muchos de ellos negando hacerse la foto con el líder socialista e incluso dejándole solo en el Congreso, como escenificaron los ministros de Sumar.

Las críticas no solo le han llegado dentro de nuestras fronteras. Sánchez ha llegado a ser criticado por el presidente de Estados Unidos, un Donald Trump que avisaba a la OTAN que tendría que "lidiar con España". "España ha pagado muy poco. Siempre lo ha hecho. O eran buenos negociadores o no hacían lo correcto. Creo que España tiene que pagar lo que todos los demás tienen que pagar", compartió el presidente estaounidense.

Estamos, por tanto, en uno de los momentos más delicados para Sánchez, si no el que más. En medio de sus horas más convulsas, la OTAN le ha dado una suerte de balón de oxígeno, liberando a España de llegar hasta el 5% de inversión del PIB en defensa y dando "flexibilidad" a nuestro país para aportar "los recursos anuales necesarios" al organismo. Sánchez, que ha reaparecido este domingo en Moncloa, ha confirmado que la inversión de España será del 2,1%, "ni más, ni menos", una noticia que puede considerarse un éxito y que frena -al menos- una de las muchas crisis que tiene abiertas.

El líder del Ejecutivo ha sacado pecho de lo que se ha evitado con esa abrupta subida del 2% al 5% del gasto en defensa, lo que habría supuesto un gasto de 350.000 millones de euros adicionales, algo que solo se podría haber conseguido a base de subidas de impuestos y recortes. "Solo podrían conseguirse a base de subir los impuestos en unos 3.000 euros anuales por trabajador, eliminar las prestaciones por desempleo de maternidad y enfermedad, reducir un 40% las pensiones o recortar a la mitad la inversión estatal en educación desde los 0 años a la universidad", ha explicado Sánchez, que ha puesto al Estado del bienestar por delante.

Una agenda de alto voltaje

Sánchez ha peleado y ha logrado ganar una de esas batallas que parecían, si no imposibles, sí muy difíciles. Pero en el horizonte tiene muchas citas trascendentales que pueden ser clave para la estabilidad de la legislatura. Empezando por lo más cercano, el lunes comparecerán en el Tribunal Supremo dos de los tres principales miembros de la trama que salpica al PSOE: José Luis Ábalos y Koldo García. No es la única cita judicial de esta semana, ya que también se espera la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la amnistía.

A este escenario hay que sumar la decisión final sobre la OPA del BBVA al Banco Sabadell, la celebración del Consejo Europeo del jueves y, para acabar la semana, la celebración de la cumbre de la ONU en Sevilla el domingo. Sin tiempo para coger aire, Sánchez pone su agenda a modo de escudo para intentar avanzar entre las críticas tanto de la oposición como de voces dentro de su partido.

En mitad de esta agenda, el PSOE ha visto cómo la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil ha entrado en los cuarteles generales del PSOE en la calle madrileña de Ferraz para clonar el correo corporativo del que hasta hace unos días era su número tres y ahora imputado en la causa que se instruye en el Supremo, un Santos Cerdán que ha dado un giro de 180 grados a la política nacional. Aunque desde el PSOE veían "evidente" que fuese a suceder y "asumían" esta imagen, no deja de erosionar la figura de Sánchez en su semana más dura.

Porque Sánchez, a lo largo de la semana, ha estado "tocado" y "noqueado". Así lo veían Rufián (ERC) y Junts tras los encuentros que el presidente del Gobierno mantuvo con los socios, que no han dudado en declarar "rota la confianza con el PSOE", como el caso de Gerardo Pisarello. A Sánchez todavía le queda pasar su examen más difícil a nivel parlamentario con su comparecencia el 9 de julio.

Los socios aguardan a lo que ocurrirá mañana, la oposición afila sus discursos y Sánchez avanza. Mejor o peor, pero avanza. Habrá que esperar para saber en qué estado llega al inicio de un verano que pinta, cada vez, menos soleado para el presidente.