"Madre, hermanos, con todo el cariño... Os pido que no me lloréis un día. Me matan inocente, pero muero como debe de morir una inocente. Madre, madrecita, me voy a unir con mi hermana y papá al otro mundo". Quien firma esta carta es Julia Conesa Conesa, una de las Trece Rosas. Se la escribe a su madre, el 5 de agosto de 1939, el mismo día de su ejecución. Tenía 19 años cuando fue fusilada.

80 años después, su sobrina nieta, Constanza Paje, comparte el texto con laSexta: "Las cartas pasaban primero una censura previa, pero algunas comunicaciones llegaban a su madre y a su hermana a través de cartas que escribía en un papel muy rudimentario en el dobladillo de la ropa que sacaban de la cárcel", explica.

Julia fue condenada a pena de muerte por un tribunal militar ya terminada la guerra. Su delito fue asociarse a las juventudes socialistas unificadas: "Cuando iban a verla estaba demacrada, pálida, ojerosa, estaba enferma, pero ella decía que estaba bien, que cantaba, reía y bailaba", recuerda Paje.

Lo hacía para animar a su madre, que entonces enferma, no podía ir a verla a prisión. Justo cuando fue a verla, tal y cómo cuenta su sobrina nieta, ya la habían fusilado: "La única vez que fue a verla fue para llevarle a Franco la solicitud de indulto". 40 firmas de mujeres con las que rogaba el perdón para su hija.

Ayuda que nunca recibió. "Cuando fue a entregar el documento le dijeron que su hija había sido fusilada". Su familia no consiguió salvarla pero su último deseo sí se ha cumplido a pesar de costarle la vida: "Que mi nombre no se borre de la historia", decía Julia Conesa Conesa en la carta.