Las Trece Rosas no fueron torturadoras ni violadoras, como ha asegurado Javier Ortega Smith, ni tan siquiera a ojos del tribunal franquista que las sentenció a muerte.

El secretario general de Vox ha acusado a estas 13 jóvenes, fusiladas por el franquismo en agosto de 1939, cuando tenían entre 18 y 29 años, de "torturar, violar y asesinar vilmente", así como de cometer "crímenes brutales".

Sin embargo, la sentencia en la que el Consejo de Guerra las condenó a muerte, recuperada por Newtral, no menciona ninguno de esos supuestos crímenes que el dirigente de la formación de extrema derecha les atribuye.

En realidad, el 3 de agosto de 1939, 56 personas, entre ellas las Trece Rosas, fueron condenadas a muerte por el Consejo de Guerra, acusadas de un supuesto "delito de adhesión a la rebelión".

Según el fallo de ese tribunal franquista, "tenían por misión hacer fracasar las instrucciones político-jurídicas de nuestro estado Nacional" y pretendían "organizarse nuevamente y poder actuar en todas aquellas misiones que pudieran producir aquellos actos delictivos que vulnerasen el orden social y jurídico de la Nueva España".

En ningún momento se hace referencia a una violación o tortura, como ha esgrimido Ortega Smith.

Una condena injusta

Las Trece Rosas eran compañeras en la cárcel de Las Ventas tras haber sido arrestadas entre mayo y junio de 1939, acusadas de pertenecer a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU).

El 29 de julio, el comandante de la Guardia Civil Isaac Gabaldón fue asesinado junto a su hija y su chófer. El crimen fue atribuido a militantes de las JSU y a una supuesta red comunista en la que se incluía a las 13 jóvenes, a pesar de que ellas ya estaban en prisión cuando se cometió, por lo que no pudieron haberlo hecho.

Cinco días más tarde, fueron condenadas a la pena de muerte y el 5 de agosto fueron ejecutadas en el Cementerio del Este, hoy Cementerio de la Almudena.