Es la conclusión del informe policial. Jessi Combs iba a una velocidad "cercana a los 885 km por hora en el momento del accidente".

Ese es el tremendo dato sobre la forma en la que se mató la piloto: 885 kilómetros por hora.

Aquel día, la americana buscaba el récord de velocidad sobre cuatro ruedas... pero murió en el intento a raíz de un fallo mecánico de la rueda delantera, "muy probablemente causado por golpear un objeto en el desierto", según el informe.

Jessi perdió el control tras ese fallo... y lamentablemente nunca pudo llegar a su objetivo final.