Trece años ha tardado una marca tan prestigiosa como Honda en volver a sumar una victoria en la Fórmula 1. Sí, han estado varios años fuera, pero los japoneses, que dominaron la competición con McLaren a finales de los 80 y comienzos de los 90, han pasado por más sombras que luces en su vuelta. Ahora por fin, con Red Bull y gracias a Max Verstappen, vuelven a sonreír.

Vuelven a disfrutar de triunfos. De un triunfo de momento. Ha sido en una brillante carrera del holandés en el GP de Austria en el que hizo lo peor y lo mejor. Lo primero fue en una salida horrenda, de las peores que se recuerdan en est atemporada de F1. Lo segundo, en las 70 vueltas restantes. Porque su ritmo fue extraordinario.

No es Spielberg precisamente una pista que destaque por sus curvas, y aún en las rectas el motor Honda dio lo mejor de sí. Le costó a Max superar al McLaren de Norris al comienzo, pero en cuanto cogió ritmo pasó como un cohete incluso al Mercedes de Bottas. Al coche que hasta el día de hoy había conseguido todas las victorias en el Mundial.

Luego, Leclerc. Se tocaron en la vuelta 69, pero dirección de carrera decidió no tomar medida alguna y mantuvo así el triunfo en pista de Verstappen. Habrá fiesta en Honda, y es que hay que remontarse a Hungría 2006 para encontrar su última victoria en la categoría.

Fue Jenson Button el que puso al por aquel entonces Bar-Honda en el primer escalón del podio húngaro para desgracia de Pedro de la Rosa. El español, en McLaren, terminó segundo.