Hay días, y luego 'hay días'. En McLaren tuvieron de los dos tipos en el GP de México. El primero, con risas, fiesta y alegría, tras la clasificación, con Carlos Sainz y Lando Norris bordándolo a una vuelta y tomando la salida desde la séptima y octava plaza. El segundo, de caras largas, tras la carrera. Cero para uno; abandono para otro y a buen seguro con ganas de redimirse en EEUU.

Y eso que no empezó ni mucho menos mal la cosa. En cuanto se apagó el semáforo, los dos monoplazas naranjas se pusieron manos a la obra para ser protagonistas de la acción azteca y que, por fin, las cámaras les prestasen algo de atención. A Carlos se lo debieron de hacer, pues se codeó con un Lewis Hamilton al que ganó la primera partida.

Luego ya no, y en cuanto el Mercedes cogió velocidad le sobrepasó hasta terminar ganando a unos Ferrari que volvieron a demostrar que no se llevan demasiado bien con la estrategia. Volviendo a Wokin, la parada resultó mortal para Sainz, que empezó a rodar lentísimo y a perder batallas con prácticamente todo el mundo.

Estrategia equivocada para Sainz

Puso duros, arriesgadísimo sin duda, y su ritmo era muy malo. Se las tuvo con Verstappen y perdió. También con un Renault, y perdió también. Y con Gasly y su Toro Rosso, ante el que tampoco pudo hacer nada. Tuvo que volver a entrar para poner medios, pero con tráfico... imposible.

Al final, con cero puntitos de México y con la sexta plaza del campeonato prácticamente imposible después del quinto puesto logrado por Alexander Albon en México. Eso sí, al menos él terminó la carrera, porque lo de Lando Norris fue simplemente de risa.

Rueda mal apretada para Norris

'El Tuercas' volvió a la carga en la primera parada del británico. Lando, que entró con toda su felicidad en el pit lane, ni siquiera pudo salir de él sin volver de nuevo al garaje. Sí, le empujaron entre los mecánicos de los naranjas para apretar el neumático y que pudiera regresar a pista.

Lo hizo último claro está, y pasado ya el ecuador de la carrera decidieron que tocaba poner el monoplaza a buen recaudo en el garaje. Ya estaba todo perdido. De hecho, el retardo en su parada hizo que Sainz, que iba a hacer lo propio, tuviera que retrasar la suya.

Afortunadamente, Estados Unidos está en una semana y cuando hay un mal resultado lo que se quiere es que haya una nueva prueba rápido para recuperar sensaciones. Veremos si en Austin los naranjas muestran el ritmo que tienen y que no pudieron mostrar en México.