Todo apuntaba a que la Fórmula 1 iba a vivir uno de los mejores Grandes Premios de la temporada o, al menos, uno de los más lujosos y espectaculares del calendario. Sin embargo, una mala organización por parte de la FIA ha terminado por hacer de la primera sesión de libres un auténtico desastre.

Y es que, cuando apenas se habían disputado ocho minutos de sesión, una alcantarilla mal sellada provocó el abandono de Carlos Sainz dejando su Ferrari completamente destrozado. Unos daños que, por si fuera poco, ponen en duda su participación en la segunda sesión de entrenamientos.

Sin embargo, la tragedia pudo haber sido todavía mayor de no ser por los reflejos de Fernando Alonso. El asturiano, cuando iba con su Aston Martin a más de 300 kilómetros por hora, vio algo raro en el asfalto y, por ello, pegó un pequeño volantazo gracias al cual evitó destrozar su coche.

Una maniobra que el ovetense realizó en milésimas de segundo y que demuestra, una vez más, que la edad es solo un número cuando se habla de talento. Por otro lado, al evitar el accidente, Fernando tiene la oportunidad de continuar realizando pruebas en un circuito que ha comenzado su andadura en la F1 de la peor manera posible.