Más caro, más calidad
Cuando cuidarse tiene un precio: el pan artesanal sube un 15% en los últimos dos años
Los detalles Los panaderos usan cada vez mejores ingredientes para unir así tradición y calidad y separarse de los productos industriales.

Resumen IA supervisado
El pan es un alimento esencial en la dieta diaria, presente en todas las comidas. Sin embargo, su precio ha aumentado un 15% en los últimos dos años, lo que refleja un cambio en las preferencias de los consumidores hacia productos más saludables y artesanales. La variedad ha crecido, con opciones como pan de semillas, integral o de centeno, que requieren procesos de elaboración más cuidadosos y costosos. Fernando Pin Otero, director de desarrollo de La Emilita, destaca el impacto de los costos energéticos en la producción. Además, los productos sin gluten son especialmente caros debido a su método de elaboración. La tendencia es alejarse de la producción industrial para ofrecer un pan de alta calidad y saludable, aunque esto implique un precio más elevado.
* Resumen supervisado por periodistas.
El pan. Uno de los elementos clave que pocas veces falta en una mesa. En la comida. En la cena. A la hora de la merienda y también para el desayuno. Algo que acompaña a los platos. Algo que cuesta dejar cuando empieza a comerse. Así es este alimento. Así es algo que quien lo compra a diario bien sabe que ha subido de precio en los dos últimos años. Porque ahora, si se compara con 2023, es un 15% más caro.
Porque la gente ahora cada vez se cuida más. Porque no vale cualquier pan. Que si de semillas, que si con nueces. Que si cien por cien integral o de centeno. Que si de hogaza o de candeal. Cada hay productos más especiales. Cada vez, además, se elabora con más cuidado para mimar su calidad y diferenciarse así del producto industrial.
Es lo que tiene lo natural. Lo artesanal. Es lo que tiene buscar la calidad y unas elaboraciones determinadas. Que todo unido tiene más costes... y eso es algo que se nota en los bolsillos y carteras.
"Para mí uno de los costes donde más se resiente es en el tema energético. Solo encender este horno, imagínate, son 45 kilovatios que ya son", explica Fernando Pin Otero, director de desarrollo de La Emilita.
Y bien sabe él de qué va el juego. Forma parte de la tercera generación de panaderos, con un obrador de elaboración propia que abastece a más de 1.400 puntos de venta.
Unos costes que se notan, y mucho, en los productos sin gluten. Son más caros, y la forma de elaborarlos también es diferente. "Nuestro único tratamiento es este, y al igual que la Seguridad Social ayuda con otros pedimos que se haga con este", cuenta una consumidora.
Algo alejado de lo industrial
Es lo que se busca. Pan artesano, de primera calidad... y saludable. "Lleva el control de una humedad, va en frío, reposando, con su levadura madre", dice Fernando.
Es un tipo de panadería que se aleja de la producción industrial: "En precio no vas a competir. Es que el producto no tiene nada que ver, es imposible. Tienes que hacer borrón y hacer tu producto".
Así pues, sale algo más caro irse con un pan debajo del brazo, pero además del precio lo que también sube son la calidad y la variedad.