Van siete caídas. Siete, con la Ducati. Con la moto de Gresini. Siete tan solo en 2024. Siete visitas al suelo con la que Marc Márquez ha tenido en Francia. En Le Mans. En un viernes gris para él que le hará necesitar algo que no conoce este año. Porque debe pasar por Q1. Porque, para pelear por la pole, tendrá que superar una complicadísima ronda con pilotos de la talla de Enea Bastianini y de Alex Márquez, su hermano.
Y lo cierto es que esta sí parece haber afectado más al de Cervera. Al seis veces campeón del mundo de MotoGP. Porque ha sido especial. Porque es la primera, según dice, en la ha que ido más allá del límite.
"Me atrevería a decir que ha sido la primera por ir pasado del límite. Las demás...", explica.
Márquez prosigue: "A veces el parche de agua, el freno, en Portimao activé el 'rear device' cuando no tocaba. Pero bueno, mientras que todo sea esto no pasa nada".
"Era un sector además en el que estaba sufriendo. He sufrido. La moto no giraba y claro, dije que la iba a hacer girar yo... Y no", cuenta Márquez.
El de Cervera tendrá que afrontar la Q1 de Le Mans: "Si la sensación es como está no se dará el paso. Si es mejor y pulo el misterio del pilotaje en cuanto la moto acompañe irá todo hacia arriba".
"Hay que trabajar como equipo, y ver qué ha pasado. Tenemos la información, y la prueba del sábado será vital para saber si hay o si no hay opciones", sentencia.