Si bien es cierto que Marc Márquez, a sus 30 años, se ha convertido en uno de los mejores pilotos de la historia de MotoGP, pero sus últimos años en Repsol Honda, la marca que le ha dado todo, no han sido nada fáciles.

Y es que, desde que Marc comenzó a ganar con su HRC en 2013, los récords y las victorias han llegado uno tras otro. Desde aquel año, el piloto español ha conseguido seistítulos mundiales de MotoGP prácticamente consecutivos (2013, 2014, 2016, 2017, 2018 y 2019).

Sin embargo, desde que se fracturó el hombroderecho tras su caída en el Gran Premio de España 2020, las cosas han ido de mal en peor para el piloto catalán. La realidad es que nunca ha llegado, hasta ahora, a recuperarse del todo de su lesión y, por ello, no ha podido seguir cosechando victorias.

Además, con el paso de los años y tras recuperarse de su lesión, Honda no le ha proporcionado una moto ni estable ni competitiva, motivo por el que Marc ha sufrido decenas de caídas este año.

Por último, el factor que ha acabado por decantar la decisión del ocho veces campeón del mundo han sido las pruebas en Misano en las que ha podido probar el prototipo de la temporada siguiente.

Una moto que no mejora a la actual y que no parece tener proyección suficiente para convertirse, de nuevo, en campeón del mundo.

La duda ahora en Ducati es si dejar a Marc una moto de 2023, es decir, Gresini, u ofrecerle una de 2024 con la que realmente poder pelear el campeonato en DucatiLenovo.

No obstante, todo parece indicar que la decisión final será ofrecerle una siento en el equipo satélite, al menos la temporada que viene, para evitar así poner en riesgo la relación de la marca italiana con Bagnaia y con Bastianini.