A falta de Benzema, Vinicius. A falta del francés, el brasileño. A falta de ir con Brasil por decisión de Tite, dos goles ante el Elche. Ese fue el partido, el partidazo, de un brasileño que cada vez está más claro que es uno de los jugadores llamados a liderar del mundo del fútbol. Ante el Elche, el Real Madrid fueron él y el resto.

Dos goles. Otra vez dos goles. Otra vez doblete. Otra vez él para salvar la papeleta de los de Ancelotti en un partido trampa. Trampa porque el cuadro ilicitano no dio jamás su brazo a torcer, aun estando con diez, y hasta el final dio sensación de peligro. De auténtico peligro.

Como Vinicius, que en cuanto encaraba era un dolor de cabeza para la defensa franjiverde. Y es que, por fin, sabe decidir y definir. Sabe poner calma. Sabe levantar la cabeza y dónde debe ponerla. El 0-1, en el minuto 22, fue exactamente así.

Recuperación en mediocampo, con Casemiro poniendo el balón a Mariano y, con el tacón, mandársela a Vinicius. Ahí fue donde el brasileño, con un toque sutil, batió a Casilla.

Y el 0-2 llegó ya en el segundo acto. Fue justo 50 minutos después, en el 72, en una acción en la que Vinicius elevó el balón por encima del arquero del Elche con suavidad para hacer el 0-2.

Vinicius, de nuevo, tiró del carro del Real Madrid y dio tres puntos vitales a los suyos después del empate a cero ante Osasuna.

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