Las pirámides de Egipto habrán desaparecido en cien años como consecuencia del calentamiento global. Es lo que ha sentenciado uno de los mayores expertos en la materia, el arqueólogo y exministro de antigüedades egipcio, Zahi Hawass, en la COP27 que se está celebrando estos días.

Se trata de una afirmación respaldada por los ecologistas, quienes aportan sus propios datos. Lorena Moreno, responsable del programa de especies de WWF España, recuerda que un tercio de los lugares proclamados Patrimonio Mundial por la UNESCO ya están afectados por el cambio climático.

Y para encontrar ejemplos no nos tenemos que salir de Europa, ni siquiera de España. "La estatua de piedra caliza de Ruperto Chapí se estaba erosionando y deñando mucho, por ello el ayuntamiento ha decidido sustituirla", explica Alberto Tellería, vocal técnico de la plataforma Madrid Ciudadanía y Patrimonio.

En Francia también está pasando algo parecido: algunas esculturas se han traspasado al interior del Louvre, colocando replicas en su lugar, con el objetivo de conservar las originales.

La realidad es que, en tan solo tres años, se han duplicado el número de sitios afectados, asegura Moreno. "Tanto por los cambios de temperaturas más bruscos, las temperaturas máximas o mínimas y los temporales e inundaciones", añade Pedro Zorilla, representante de Greenpeace España en la COP27.

Los que sí se han salvado del deterioro son los frisos del Partenón que se exhiben en el museo Británico de Londres, pues al estar resguardados en el museo no se han expuesto a la contaminación como el resto del edificio.

"La forma de resolverlo es reducir las emisiones de efecto invernadero", asegura Zorrilla. Una materia en la que, a pesar de las consecuencias, seguimos suspendiendo.