Cuántas luces dejaste encendidas. Y es que cuando las relaciones se acaban, para bien o para mal, no sabemos cómo apagarlas. Incluso aunque esa historia no llegase a nada porque no fuera correspondida o porque simplemente no tenía que ser. Pero lo bueno son las experiencias y todo lo que podemos aprender de ellas.
Algo así como rescatar el brillo de esas luces ya fundidas. "Tratar de aprender algo de cada experiencia es, sin ninguna duda, lo mejor que podemos hacer para crecer y sentirnos agradecidos", afirma a laSexta.com Silvia Congost (@silviacongost), psicóloga experta en dependencia emocional, autoestima y relaciones tóxicas.
Debemos entender, añade la experta que "la vida es una oportunidad de aprendizaje, nos ayuda a que no nos lo tomemos todo tan personal y no nos sintamos tan víctimas de las circunstancias". Que no sintamos que perdemos el control.
A menos de 24 horas de que acabe el año, puede invadirnos la nostalgia y en el balance de todo lo que vivimos en este año, puede haberrupturasque aún no han sanado. Sin embargo, es posible curar las heridas y lo que es mejor, rescatar todo lo bueno que nos llevamos de aquella historia, aunque ésta fuese mala.
Cómo aprender de una relación pasada
Si hablamos de una relación que ha terminado, probablemente esto nos conecta con tristeza, vacío o frustración. "Si la ruptura ha sido ajena a nuestra voluntad, la rabia y la negación seguro que están presentes, pero no debemos querer estar al lado de alguien que no desea seguir a nuestro lado", asegura Congost.
Por otro lado, y en el caso de haber terminado una relación en que hemos sufrido mucho y no somos capaces de ver nada bueno en ella, "podemos celebrar que ya no estamos allí y que esa persona nos enseñó dónde debemos poner los límites y qué es lo que no debemos tolerar nunca más", aconseja la experta. Y ya está. Y ojalá que te vaya bonito y que te olvides de mí para siempre.
De hecho, cuando una relación sentimental acaba, es importante pasar por todas las fases que conlleva ese fin, que serían muy similares por no decir iguales, a las fases de un duelo. Como explicaba en este artículo sobre cómo superar una ruptura y olvidar a tu ex para siempre la propia Congost, éstas serían las siguientes:
- Shock o negación: no puedes creer lo que está pasando, no puedes creer que sea cierto y hay como una especie de bloqueo.
- Rabia y enfado: por haber tomado la decisión, por lo que ha pasado, rabia contra posibles 'culpables', etc.
- Tristeza: es la fase más complicada, la que, sin duda, más dolor causa. Y por la que hay que pasar.
- Reconexión con uno mismo: empezamos a ver luz en el túnel, empezamos de nuevo a conectar con nosotros mismos.
- Aceptación: una vez transcurridas las etapas anteriores, llegamos por fin a aceptar la ruptura. Y seguimos con nuestra nueva vida.
Sea como fuere, es de gran ayuda interiorizar que esta relación ha sido una experiencia más en nuestra vida y que de ella siempre podemos sacar algo bueno: "Tratar de entender qué ha querido enseñarnos la vida con ella, hará que la veamos como algo positivo, que nos suma y nos hace crecer", asegura la experta.
¿Y si no fuimos correspondidos, si nunca llegamos a ser pareja?
Sí a veces las relaciones se quedan en quiero y no puedo, bien por no ser del todo correspondidos, porque sólo fuimos amantes y en ocasiones ni siquiera eso... Lo cierto es que aunque sea una relación que no llegó a pareja y que sólo vivió de las migajas, nos supuso también dolor y más de dos y tres quebraderos de cabeza.
Pero de esto también podemos aprender, de las historias que no llegan a nada o que no llegarán a buen puerto. Para ello, la psicólogo nos da cuatro consejos importantes, para superar ese amargo final y sobre todo para rescatar también, de esa experiencia, cosas realmente buenas.
En primer lugar, asegura la experta, es importante que entendamos o que interioricemos que "todo empieza y acaba algún día, comenzando por la propia vida. Querer retener algo para siempre intacto, es ir en contra del propio flujo de la vida".
Además, y en segundo lugar, aunque nos cueste verlo, es clave "aceptar los cambios porque realmente todo en la vida está siempre en constante proceso de transformación".Y realmente no es fácil, pero la vida te va enseñando con los años que nada tiene que ser estable.
Es importante aceptar los cambios porque realmente todo en la vida está siempre en constante proceso de transformación
Y en tercer lugar, quizá lo más importante de todo: "Que no le gustemos a alguien o que no quiera implicarse con nosotros al mismo nivel, no significa que no seamos amados, que no tengamos nada bueno o que no le vayamos a gustar a nadie". Para nada. Olvidémonos de ello porque sólo nos hará daño. "No debemos permitir nunca que eso dañe nuestra autoestima", asegura.
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Y por último, finaliza Congost, debemos siempre "reconfirmar lo que merecemos y lo que nosotros queremos de una relación y no quedarnos con alguien que no encaja con ello, que no nos empodera y no nos fortalece". Porque al fin y al cabo, las relaciones están para sumar y nunca para restar.