Los móviles, el WhatsApp y las redes sociales han cambiado, un tanto o un mucho, nuestras relaciones sociales y personales. Y el amor. Y el desamor. ¿Cuántas veces habremos mirado el móvil esperando si esa persona nos contestaba? Si hoy nos escribiría o si lo haría mañana, si daba o no señales de vida, si desaparecía para siempre y por tanto, nos estaría haciendo un ghosting o si nos estaría haciendo un (maldito) 'breadcrumbing' que no sabríamos muy bien cómo interpretar. Ni cómo actuar.

Sí, un 'breadcrumbing', cuando una persona va y viene a tu vida, que no se va del todo pero tampoco se queda. “En términos coloquiales sería algo así como una de cal y otra de arena”, afirma a laSexta Ana Sierra (@anasierraes), psicóloga, sexóloga, autora de 'Conversaciones sexuales con mi abuela' y 'Felices por la vida. Tu felicidad donde nunca la has buscado'. Evitan el compromiso o una relación más seria, pero quieren tenerte ahí, enganchado o enganchada.

Hace referencia a ir dejando 'migas de pan' como alimento emocional de tal forma que mantengan la comunicación y la relación lo imprescindible para que no se cierren del todo

Alicia Ardilla, socióloga

“Esta palabra ('breadcrumbing) proviene de 'breadcrumb' o 'migas de pan' y hace referencia a ir dejando migas de alimento emocional que mantengan la comunicación y la relación lo imprescindible para que no se cierren del todo”, explica por su parteAlicia Aradilla Sequera, socióloga experta en neurolingüística.

Realmente, el breadcrumbing es un término que al igual que el ghosting son una tendencia en las redes sociales, pero que podemos claro está, adaptar a las relaciones mundanas. Por ejemplo, estamos conociendo a alguien, que puede ser una posible pareja, pero esa persona va y viene y nos desconcierta, no sabemos qué hacer.

Así y según explica Ardilla, este tipo de comportamiento o mejor dicho este tipo de 'patrón de relación', a nivel puramente sociológico, tiene que ver con características actuales de nuestra sociedad, impulsadas en buena parte por internet, los móviles o las redes sociales.

"Estas tres características son: individualismo o hiperindividualismo, inmediatez (todo lo queremos ya) y sobrestimulación y éstas pueden favorecer que en vez de buscar pocas relaciones pero de calidad, haya un cierto 'ansia' por tener muchas relaciones, por conocer a mucha gente y que nos relacionemos, por tanto, en términos de 'coste de oportunidad'", expone la socióloga.

Es decir, "yo estoy intentando conocer a una posible pareja, pero si tengo que dedicarle tiempo, a lo mejor me canso y entro en una estrategia mental de lo que dejo de obtener por tomar esta opción o las personas que dejo de conocer por dedicar tiempo a esta relación; y entonces desparezco (pero no del todo) y empiezo a tontear con otras personas, pero sin dejarte completamente, porque no quiero que la relación muera del todo".

Una forma nada buena de seducir (genera enganche)

A nivel psicológico, comportamientos como el breadcrumbing o personas que usan este tipo de 'técnicas'se llaman ‘refuerzo intermitente’”, afirma Ana Sierra. Es decir, algo similar a lo que pasa con las máquinas tragaperras: que no te dan premio siempre, pero sabes que algún día lo pueden dar.

“Sí, hay personas que son como unas tragaperras que te refuerzan intermitentemente porque te dan premios de vez en cuando, pero no siempre. Y eso genera un cierto enganche emocional, porque como no han desaparecido del todo sino que van y vienen, sigues pensando que hay posibilidades, y generas expectativas porque entendemos que hay cierto interés”, comenta esta experta.

Realmente, “es una de las formas de seducción más habituales que existen pero que no se deberían hacer nunca. Porque se sabe que enganchan, inconscientemente enganchan”, asegura Sierra. Así, la gente que utiliza este tipo de prácticas o de formatos para ‘seducir’ no tienen porqué ser siempre malas personas, suelen ser -explica- personas con baja autoestima, con miedo al compromiso (lo que se llama filofobia, miedo a establecer lazos profundos), con miedo al abandono.

Las personas que hacen bradcrumbing para ‘seducir’ suelen ser personas con baja autoestima, con miedo al compromiso y con miedo a que lo abandonen.

“Al final lo que quieren es subir su ego, porque su autoestima es baja, y quieren tener a la gente detrás, enganchada, aunque luego no quieran nada, aunque tengan varias vías de relación abiertas con diferentes personas, pero les aumenta el ego y la sensación de ser deseadas", comenta la experta en psicología.

También este tipo de comportamientos se suele dar en personas con inmadurez emocional, por ello suele ser más habitual que se de en la adolescencia, cuando se comienzan a describir las relaciones o la sexualidad. Pero -obviamente- también ocurre en personas adultas que se han quedado algo así como estacadas en una adolescencia eterna, que no han evolucionado. "Porque al final, aprender a comunicarnos y enfrentarnos a determinados miedos e inseguridades requiere un entrenamiento, un aprendizaje y una evolución", sostiene.

Y cuando hablamos de este tipo de comportamientos no hablamos de relaciones tóxicas, “estamos hablando realmente de maltrato", afirma Sierra; de un tipo de maltrato. "Porque no se están dejando las cosas claras, porque no existe una comunicación sincera, y no se cumple el compromiso de dejar las cosas claras que debería de estar presente en cualquier tipo de relación”.

¿Cómo actuar si nos hacen un 'breadcrumbing?

Podemos actuar de varias formas, pero la única vía en común en todas ellas sería la comunicación, hablar y dejar las cosas claras.

Por un lado, según explica y aconseja Sierra, si nos interesa esa persona y tenemos además cierta confianza con ella y queremos saber realmente qué pasa, sería recomendable hablar y dejar las cosas claras, y ya después, valorar si queremos seguir teniendo o no este tipo de relación. Si aceptamos tener ese tipo de relación con esa persona que va y viene porque queremos, ya sabremos a qué atenernos porque se han dejado claras las reglas del juego, y ya la incertidumbre se relajaría.

Siempre que sintamos malestar es señal de que algo no va bien, que no funciona. El malestar es, realmente, muy positivo para darnos cuenta de que por ahí no.

Ana Sierra, psicóloga

En el caso de que sintamos que nos estamos enganchando, que queremos tener una relación más seria con esa persona, un compromiso más estable y si además hay por ello un cierto malestar, sería importante, igualmente, hablar con esa persona y ver qué es lo que quiere. Y una vez hablado, valorar, con las cosas claras, si queremos seguir teniendo esa relación o no. Pero...¡cuidado!

Para tomar esa decisión, es muy importante dejar claro que "siempre que sintamos malestar es que algo no va bien, que algo no funciona. El malestar es muy positivo para darnos cuenta de que por ahí no. Las emociones sirven para decidir, para ver a qué nos acercamos y a qué alejamos", afirma Sierra.

Así, podríamos resumir en dos consejos o recomendaciones lo que podemos hacer. Primero, si nos interesa la persona y esa relación no nos genera malestar, mejor hablar con esa persona para dejar las cosas claras y luego ya decidir. Segundo, si nos hemos enganchado, queremos tener algo más con la persona y si ese tipo de comportamientos nos genera malestar, es señal de que algo no funciona. Igualmente, mejor hablarlo -siempre que haya oportunidad- y si no, mejor decir adiós. Adiós para siempre.

No son mejores ni más apasionadas las relaciones de lucha, enganche y poder, todo lo contrario: las mejores relaciones son las que fluyen, las que son desde el respeto, aquellas donde nos cuidamos y nos queremos bien.

Ana Sierra, psicóloga

Y por último, un consejo: no normalicemos determinadas circunstancias, más aún si nos hacen daño. Aprendemos a detectarlo. Hay ciertos comportamientos dentro de las relaciones personales que no podemos normalizar, más aún si nos hacen daño, como sería el breadcruming.

"Si hemos normalizado que nos pueden tratar así, sería importante ir a terapia, a un profesional de la psicología. Y tomar conciencia, buscar ayuda, hablar y sobre todo querernos y respetarnos. Porque no son mejores ni más apasionadas las relaciones de lucha, enganche y poder, sino todo lo contrario: las mejores relaciones son las que fluyen, las que no nos generan malestar, las que son desde el respeto, aquéllas donde nos cuidamos y nos queremos bien. Y es que la mínima dosis del amor es el respeto, para cualquier tipo de relación, dure que dure, sea para el tiempo que sea, ya sean cinco minutos en un baño o toda una vida en pareja", finaliza Sierra.