¿Quién no tiene el valor para marcharse? ¿Quién prefiere quedarse y aguantar? Turnedo tiene algo de terapéutico. Y es que el mundo está lleno de canciones de desamor para cantar a pleno pulmón cuando haga falta y para llorar cuando venga en gana. Porque las rupturas sentimentales duelen, y hay que pasar el luto y el duelo.
Más aún si ha habido una infidelidad de por medio que no esperabas y ha sido tal tu decepción que has decidido -aunque pese y duela- no continuar la relación.
Que a muchos y a muchas nos ha pasado alguna vez lo que a Tamara Falcó (sin duda, el tema del momento y la semana). Que no es nada nuevo ni sorprendente. Pero a pesar de lo mundano, duele igual. O duele diferente, según las circunstancias de cada cual.
Sea o no por una infidelidad, en cualquier ruptura, hay que hacer un proceso de duelo que pasa o suele pasar por 5 fases, tal como explicaba aquí la psicóloga Silvia Congost: shock o negación, rabia y enfado, dolor, reconexión con uno mismo y por último y al fin, la aceptación.
- Shock o negación: el primer impacto, el no me lo puedo creer, el no puede ser real, etc.
- Rabia y enfado: la rabia con él/ella, con los 'culpables', contigo mismo y hasta con el mundo.
- Dolor. Después aparece tristeza más explícita, cuando te das cuenta del cambio de tu vida.
- Reconexión con uno mismo/a: cuando vuelves de nuevo a conectarte contigo y con el mundo.
- Aceptación. Y esta es la fase en que de verdad nos dirá que ya sí, podemos pasar página.
¿Por qué duele tanto una infidelidad?
Si en vuestra relación hay un pacto de fidelidad, de seros fiel el uno al otro y uno de los dos no lo cumple, hay un engaño. Y por eso mismo, a veces es muy complicado perdonar una infidelidad.
"Duele porque ha habido una traición. De repente esa persona que tú conocías, ya no la conoces. No sabes qué ha pasado ni por qué", afirma a laSexta.com Emma Ribas(@emmaribas_psicologia), doctora en Psicología y sexóloga clínica.
"La traición, el engaño y la mentira genera un trauma y la intensidad del dolor suele depender siempre del grado de la infidelidad: es decir, no es lo mismo algo puntual, que lo haga siempre, que sea una relación más larga o que directamente tu pareja lleve una doble vida", añade la experta.
Tampoco será lo mismo si la relación va mal, si está más estancada o si por el contrario iba bien y no había muestra alguna de desgaste. Sea como fuere, "no deja de ser algo doloroso donde la desconfianza, de un momento a otro, se activa por completo", afirma Ribas. El dolor, en definitiva, siempre dependerá de cada persona y de cada relación. Y ese dolor será igualmente lícito y válido y hay que recomponerlo.
No obstante, es importante una vez más, recalcar o "diferenciar entre infidelidad y deslealtad, que aunque parezcan lo mismo, no lo son", comenta por su parteAna Sierra (@anasierraes) psicóloga, sexóloga y autora de dos libros.
"La infidelidad se hace efectiva según el trato y los límites que tenga cada pareja y la deslealtad es saltarse las reglas del juego. Por eso mismo, es muy importante conocer cuáles son las reglas del juego de cada relación", explica Sierra. La infidelidad es por tanto una deslealtad, cuando existe la regla de ser fiel, y duele, duele mucho porque esos límites se han saltado", añade.
Pero se puede volver a reconstruir la confianza, depende de las circunstancias-como hemos comentado- en que se haya producido y depende de cada persona. Del momento en que se encuentre, de sus creencias, de muchas cosas. Por ejemplo -explica Sierra- hay relaciones que deciden ir a terapia de pareja para construir de cero, para que no haya reproches, para volver a instaurar la confianza.
Es importante destacar que a veces, "la persona engañada se siente culpable (lo vemos en consulta) y piensa que es poco para la otra persona, que no ha hecho lo suficiente por agradar a su pareja...y nada, absolutamente nada justifica una infidelidad. La persona infiel lo hace con plena consciencia", remarca la experta.
Otra de las variables que afecta en la infidelidad es cómo ha sido infiel la persona. Es decir, tal como explica Sierra, "aunque no hay consenso como tal de la persona infiel, lo que vemos en las consultas es que se tiende a justificar, incluso a perdonar más el tema de la intimidad (que tu pareja haya tenido contacto físico e íntimo) que el tema sentimental. Es decir, una cosa es que se haya acostado con otra persona y otra si se ha enamorado o pillado, esto último se suele vivir con un dolor más profundo e intenso, porque la relación se da totalmente por perdida".
También, otra de las variables es cómo ha quedado de dañada la imagen de esa persona. La autoestima suele quedar dañada, pero ¿y la imagen? "Normalmente es más fácil perdonar o construir de nuevo la relación, en el caso de que ambos quieran, si nadie sabe nada, es decir, si la persona engañada no ha sido expuesta", afirma Ribas. La recuperación como pareja es más fácil porque no hay factores externos.
Pero si por ejemplo, todo el mundo sabía la infidelidad (compañeros de trabajo, amigos...) menos la persona engañada, entonces es más complicado perdonar, porque la imagen de esa persona de algún modo ha quedado más dañada.
Cómo hacer más llevadera la ruptura y el proceso de 'duelo'
Si se decide no perdonar la infidelidad y romper la relación, igualmente se han de pasar esas fases del duelo que en ocasiones, depende de la persona y sus circunstancias -aquí no hay matemáticas- durarán más o menos cada una de ellas, incluso, a veces, algunas serán inexistentes.
Esto es, no todas las personas tienen que pasar por todas las fases ni tampoco las tienen que transitar con la misma intensidad y/o duración cada una de ellas.
No obstante, todas hacen su duelo y "normalmente, si ha habido un engaño, cuesta más llegar a la recuperación", añade Ribas. Pero para hacer el proceso más llevadero, es importante tomar nota de estos tres consejos.
- Entender el por qué de la infidelidad
- Que haya un cierre, un final de pareja
- Centrarte en ti, ponerte en primer lugar
"Ayuda mucho entender qué pasó realmente. En qué punto se estaba de la relación, por qué hizo lo que hizo. Esto va a resultar más fácil para la recuperación", explica Ribas. Porque la persona contará ya con todos los datos, podrá resolver todas sus dudas. Por ejemplo, saber si ha sido sólo una vez o ha sido reiterado porque lo "hace siempre" o porque... En definitiva, saber el porqué.
Otra de las claves es hacer un cierre con nuestra pareja. Es decir, no cortar la relación sin que se haya hablado y dejándolo todo en el aire. "Acabar bien, habiendo hablado, habiendo hecho un cierre ambos, va a ser menos traumático y doloroso", asegura.
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Y por último, es importante que nos centremos en nosotros mismos, que te preocupes de ti, que te pongas en primer lugar. Por eso, concluye la experta, "es importante que resuelvas y hables todo lo que tengas que hablar con la que fue pareja, que acabes bien, que haya un cierre, y por último, centrarte en ti y en sacar el aprendizaje de todo esto que ha pasado".