Han pasado más de 10 días desde que las campeonas del mundo de fútbol se colgaron la medalla de oro, desde que se coronaron como las mejores del mundo en esto del balompié, sin embargo esta celebración se vio empañada por un beso no consentido que el entonces presidente de la RFEF Luis Rubiales dio a la jugadora Jennifer Hermoso.

Rubiales pidió, por ello, perdón a su manera: "Tengo que pedir disculpas. No queda otra" y dos días después, en la Asamblea extraordinaria que se celebró el pasado viernes 25 de agosto en Las Rozas, en la sede de la RFEF, en un discurso lleno de perlas machistas, puso el foco en la victima y aseguró que el beso sí era consentido; algo que fue desmentido por la propia Hermoso a través de un comunicado que colgó en sus redes sociales: "Me sentí vulnerable y víctima de una agresión. Sencillamente, no fui respetada".

Y esto es algo que suele pasar, "que los agresores pongan el foco en la víctima e intenten desacreditarla", tal como explica a laSexta.com Mayka Sánchez, psicóloga especialista en violencia de génerodel Colegio Oficial de Psicología de Extremadura.

Pero también suele pasar otra cosa, muy muy común. Y es que, explica Sánchez, la víctima es cuestionada también por la sociedad. Da igual que el hecho sea o no tan mediático como este o que suceda en un pueblo pequeño. Siempre habrá gente que la cuestione. "Las victimas suelen ser siempre doblemente víctimas, es lo que se llama victimización secundaria", añade la especialista.

Tanto es así que, en este caso concreto, ayer martes 29 de agosto por la noche, agitadores de ultraderecha difundieron un video de Hermoso en el autobús con varias jugadoras hablando del beso, en el que intentaban descreditar a la víctima. También, la periodista Ángeles Caballero hablaba, precisamente de esto en Al Rojo Vivo: "Esa revictimización es especialmente perversa. Y es que una victima tiene que tener los tiempos que necesite para digerirse, asimilar y poner nombre a lo que le ha sucedido. A veces, se tarda incluso años".

Con todo esto, lo que está claro es que se está poniendo sobre la mesa, y visibilizando, cosas que antes no estaban tan visibilizadas o que de algún modo teníamos incluso interiorizadas, culturalmente hablando. "Un beso sin consentimiento es, según la actual ley, una agresión sexual". En este caso además, sumado a la posición de poder, a nivel profesional, que tiene la persona que ha dado el beso.

Ante todo esto, Mayka Sánchez explica que generalmente las víctimas suelen pasar por varias fases: negación, cuestionamiento y aceptación. Las explicamos, una por una, a continuación.

Primer fase: Negación

Normalmente, explica Mayka Sánchez, en un primer momento, según cada caso, las víctimas suelen negarlo de algún modo, restar importancia al hecho, incluso relativizarlo. Y es algo que generalmente se hace para no hacernos daño, para no enfrentarnos a ello.

Segunda fase: Cuestionamiento

Es cuando empiezas a darte cuenta de lo que ha pasado y aparecen entonces emociones de rabia, vergüenza, frustración, incluso culpa. "Culpa de por qué a mí y no a otra, qué he hecho yo, etc...", explica la psicóloga. De hecho, ella misma relató esa situación en el comunicado que hemos citado anteriormente, que ella misma publicó en sus redes sociales el mismo 25 de agosto, día en que Rubiales hizo su "famoso discurso":

"La situación me provocó un shock por el contexto de celebración y con el paso del tiempo y tras profundizar un poco más en esas primeras sensaciones, siento la necesidad de denunciar este hecho ya que considero que ninguna persona, en ningún ámbito laboral, deportivo y social debe ser víctima de este tipo de comportamientos no consentidos. Me sentí vulnerable y víctima de una agresión, un ato impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento por mi parte", escribía Hermoso.

Por otro lado, también en esta fase, en la que empiezas a ser a consciente de lo que ha pasado, es cuando la víctima suele ser doblemente victimizada, tal como hemos comentado antes. Primero por el agresor y segundo por parte de algunas personas de la sociedad. Es por ello que "de los hechos que pasan a los que se denuncian, hay un colador enorme. Especialmente, por las consecuencias que puede tener para la víctima", sostiene Sánchez.

Tercera fase: Aceptación

Aceptas lo que ha pasado, aceptas que has sido una víctima y que, en este caso, en ningún momento has dado tu consentimiento. Y que como tal, es un delito. "Hoy en día, un beso sin consentimiento es un delito", asegura Mayka Sánchez. Y así lo marcaba también ayer en Al Rojo Vivo el magistrado Joaquim Bosch: para quien realice actos que atenten contra la libertad sexual de otra persona sin su consentimiento, en los supuestos en los que no hay violencia ni intimidación, el Código Penal indica penas de hasta 1 a 4 años de cárcel.

Y efectivamente, sostenía el magistrado que "determinados sectores machistas de la sociedad" considerarían que esto no es para tanto, que era algo exagerado. Sin embargo, "creo que debemos estar de acuerdo que nuestro ordenamientos jurídico no puede tolerar que se vulnere la liberad de las mujeres imponiéndole actos sexuales sin su autorización", aseguraba el señor Bosch.

Y es precisamente esto lo que señala también Mayka Sánchez. "Es ahora cuando se están poniendo sobre la mesa ciertas cosas que antes estaban muy interiorizadas por esta cultura machista y patriarcal, como que te tocasen el culo en una discoteca o que por ser mujer tenías que soportar ciertas cosas". Sin embargo, falta mucho camino aún por recorrer y una las cosas que debemos cambiar es que "todavía seguimos poniendo el foco en la víctima y no en el agresor. Tenemos que empezar a pedir responsabilidades a los agresores", finaliza contundente Sánchez.

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