'Chernobyl', la serie, es uno de los títulos recientes más prestigiosos de HBO Max. La crudeza y el acercamiento a aquellos días de 1986, sus poderosas interpretaciones y sus estupendos valores de producción le valieron el Globo de Oro y el Emmy a la Mejor Miniserie de 2019. La ficción volvió a poner en el foco de la opinión pública un desastre nuclear casi olvidado para el común de los mortales.
La repercusión fue tal que se puso de moda el llamado "turismo radioactivo". Muchos se atrevieron a ir al lugar de los hechos y ver con sus propios ojos las secuelas todavía visibles del mayor desastre nuclear de la historia. Pero más allá del fenómeno viral 'Chernobyl', la serie, hizo un exhaustivo repaso de los hechos. Desde los primeros momentos de confusión y alarma entre los trabajadores de la central hasta los últimos momentos en los que se depuraron responsabilidades por la magnitud del desastre. Siempre, eso sí, a la manera soviética de hacer las cosas.
Qué es real en la serie y qué no
Es una de las preguntas que siempre quedan revoloteando en el aire tras ver cada capítulo: "¿esto ocurrió así de verdad?". Bien, vamos a poner los puntos sobre las íes y comprobar qué fue real y qué se exageró o cambió para beneficiar a la dramatización de los hechos.
Primeras horas del accidente
El relato construido en torno a las primeras horas tras la explosión del reactor son escalofriantemente fieles a la realidad. Craig Mazin, el director y guionista de la serie, contó en su día que para documentarse no sólo utilizó el libro 'Voces de Chernobyl' de la periodista Svetlana Aleksiévich, sino también de otros documentales así como de testimonios orales y escritos. El nivel de detalle de lo narrado durante las primeras 24 horas del accidente es tal que la conversación mantenida en la sala de control de la central momentos antes de la explosión del reactor ocurrió tal cual.
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Otros que tuvieron un papel primordial (y lo tienen también en la miniserie) en los primeros momentos de la catástrofe fueron los bomberos. En la ficción vimos su heroica actuación a través de uno de ellos, Vasily Ignatenko (Adam Nagaitis) y de su mujer Lyudmilla Vasily (Jessie Buckley). Al ser avisados de la explosión y el incendio en la central, acudieron a Chernóbil sin protección ninguna. Craig Mazin afirmó en su día que los testimonios de entonces aseguran que algunos de ellos ni siquiera llevaban chaqueta o casco protector. Ellos pensaban que iban a apagar un fuego que se había producido en un tejado de la central y no se les informó de la radiactividad mortal del granito que alguno de ellos acabó tocando. Y por supuesto, tampoco les dijeron que estarían al lado del núcleo del reactor. La mayoría de esos bomberos murieron poco después sufriendo unos dolores terribles.
Otra de las tragedias que ocurrió de verdad y que está fielmente representada en 'Chernobyl' tiene que ver con la población de Pripyat, la ciudad construida al lado de la central. En la noche de la explosión, la mayor parte de sus habitantes acudieron a un puente a un kilómetro de distancia del incidente para verlo de cerca. La serie deja muy a las claras lo que sucedió después tanto en la serie como en la vida real: todos esos habitantes fallecieron por haber estados expuestos a la radiación extrema.
Hay un caballo de batalla con el que 'Chernobyl' trabaja continuamente: la desinformación de las primeras horas. Primero con la censurable decisión de las personas que se reunieron en la madrugada de la explosión para evaluar los daños. La situación es un calco de lo que ocurrió de verdad: cortaron las líneas telefónicas y no dejaron entrar ni salir a nadie dentro de los límites de la ciudad, descartando así la posibilidad de evacuación. Segundo, cómo se vivieron los siguientes días en Pripyat. La población hizo vida normal. Podemos ver en la serie a niños jugando en el parque mientras los adultos acudían a sus trabajos sin tener ni idea de lo que estaba pasando. No fue hasta varios días después y gracias a la alerta que surgió en el resto de Europa tras descubrirse los grandes niveles de radiación existentes en la zona que se produjo la evacuación y se informó de lo que estaba ocurriendo.
Los equipos de rescate y los liquidadores
Una vez pasadas las primeras horas del desastre, el gobierno soviético empezó a moverse para intentar controlar una radiación y unas consecuencias que ya eran de por sí incontrolables aunque, es verdad, que gracias a la intervención de ciertas personas se contuvo una situación que pudo ser todavía peor. Por ejemplo, la intervención de tres personas que habían trabajado en el reactor para poder drenar agua y evitar una explosión en el resto de los reactores de la central nuclear que hubiese acabado con media Europa. Esos tres voluntarios existieron de verdad y, lo que es más increíble, hoy dos de ellos siguen vivos.
El grupo de mineros que fue a Chernóbil para evitar que las aguas subterráneas acabasen contaminadas también existió. Muchos de ellos, tal y como se ve en la serie, se expusieron por completo a la radiación. Algunos incluso trabajaron sin ropa debido a las altísimas temperaturas que tuvieron que soportar. El coste de vidas humanas y el desastre natural está perfectamente contado en la serie pero uno de los colectivos que con más mimo se representó fue el de los liquidadores. Fueron aquellos héroes anónimos destinados al tejado de la central y que tuvieron que barrer el grafito radioactivo en turnos de 90 segundos exactos. Ni que decir tiene que todos ellos experimentaron altísimos niveles de radiación.
Las licencias narrativas de la serie
El proceso judicial a Victor Bryukhanov, Anatoly Dyatlov y Nikolai Fomin, las tres personas más directamente responsables de la catástrofe nuclear, ocurrió de verdad. Pero en en el episodio 5 de la serie en la que asistimos a él, hay ciertas licencias dramáticas que Craig Mazin se tomó. Lo que no es ninguna licencia es que se celebró en Chernóbil para demostrar a la población que no había peligro. Por supuesto, era mentira. En cuanto a las licencias o a lo que Mazin cambió u ocultó, podemos decir que la familia de Valeri Legàsov (Jared Harris) no sale para no entrar en su vida privada y evitar escenas que hubiesen aportado poco o nada a la narración. Este juicio fue uno de los momentos donde Mazin se separó más de la realidad. Es cierto que es escenario donde se celebró está perfectamente recreado en la serie pero ni Legàsov ni Boris Shcherbina (Stellan Skarsgard) estuvieron presentes en él y no intervinieron como se ve en la miniserie. Realmente, el juicio se centró más en la parte de la defensa y en el interrogatorio. Este jurado también es una forma de dar presencia a las dos corrientes de pensamiento que tenía la comunidad científica soviética entonces: unos eran cómplices del silencio del Krémlin mientras que otros querían contar toda la verdad para que no volviese a producirse un desastre semejante.
A pesar de que la asamblea en el que las autoridades soviéticas deciden cortar las comunicaciones de Pripyat y ponerla en cuarentena existió, la representación que se hace de ella en la serie dista de ser veraz. En la serie se representan las dos corrientes de opinión que existían al principio de la crisis en la figura de dos personajes. Uno quiere contar la verdad. El otro eliminar el alarmismo porque, para un determinado sector de la Unión Soviética, las malas noticias no servían de nada.
Más licencias dramáticas: la física nuclear Ulana Khomyuk, interpretada por Emily Watson y que tiene una importancia capital en la serie nunca existió. Craig Mazin se la sacó de la manga para condensar en ella a toda la comunidad científica, entre ellos los cientos de mujeres que trabajaron con Legàsov en Chernóbil. Aun teniendo en cuenta que no existió, su inclusión en la serie es bastante acertada porque por aquel entonces había un número muy elevado de mujeres que pertenecían al sector científico y médico de la Unión Soviética. La investigación de Ulana, por tanto, no es real pero sirve para que el público se dé cuenta de todo el secretismo y todo lo que se trató de ocultar.
El suicidio de Legàsov
'Chernobyl' arranca con la voz en off de Valeri Legàsov y la acción situada dos años después del desastre. En esta especie de prólogo vemos y escuchamos a un Legàsov sobrepasado por las circunstancias de lo ocurrido en la central nuclear y visiblemente enfermo porque él mismo también estuvo sometido a unos niveles de radiación extremos. Legàsov deja unas cintas contando todo lo ocurrido y se suicida. El científico se suicidó, sí, pero no se sabe a ciencia cierta cómo ocurrió. Está claro que la serie lo utiliza como otra de esas licencias narrativas para aportarle más dramatismo al arranque y, de paso, comenzar a contar lo que ocurrió a partir de ahí. Las cintas son lo que sustenta la narración de toda la serie y sí existieron de verdad.
Fidelidad audiovisual extrema
Para terminar os dejamos debajo de estas líneas un vídeo que ilustra la verosimilitud que Craig Mazin y su equipo emplearon a la hora de recrear lo sucedido en la central de Chernóbil hace 36 años. Muchas de las imágenes de la ficción son clavadas a las grabadas por los equipos que acudieron a la zona a intentar sofocar la catástrofe y que luego se convirtieron en varios documentales sobre aquel desastre. Quitando unas pocas licencias anecdóticas, casi asusta lo fiel que es la serie a lo que aconteció hace más de tres décadas en Ucrania.