Boticaria García visita Zapeando para hablar sobre el cortisol, una hormona muy importante que tiene muchos efectos en todos los órganos y tejidos del cuerpo. El cortisol ayuda a regular diferentes funciones corporales como, por ejemplo, el nivel de azúcar en sangre, la presión arterial e, incluso, un desajuste en sus niveles puede afectar a las hormonas de la saciedad y el hambre.
Como explica Boticaria, además de influir en esas hormonas, el cortisol "también influye en unos péptidos GLP1". "Son unas hormonas que se liberan en el intestino para mandar la señal al cerebro de que ya está saciado", añade. Pero, si se tiene mucho estrés y el cortisol muy alto se libera menos GLP1 y esto provoca que se tenga más hambre y se coma más.
El cortisol, además, inhibe la secreción de dopamina y, como cuenta la farmacéutica, "si bajan los niveles de dopamina, y estás más aplatanado, tu cuerpo se puede echar en brazos de alimentos como los ultraprocesados que son muy palatables y muy ricos en azúcar". Al comer dulce se liberan neurotransmisores del placer y compensan ese bajón de dopamina.