Ojos rojos, hinchados, con una especie de babilla alrededor, picazón... estos son algunos de los síntomas más visibles de las conjuntivitis. Pero no todas las conjuntivitis son iguales, ni siquiera todas son contagiosas, de hecho, existen cuatro tipos: la viral, la bacteriana, la alérgica y la irritativa. En Zapeando, Boticaria García ha explicado cómo se desarrolla y manifiesta cada una de ellas y cómo se pueden prevenir.

La viral la causa un virus, se manifiesta en un ojo y traspasa rápidamente al otro. Presenta secreción acuosa y blanquecina y puede causar grandes brotes.

La bacteriana la causan las bacterias, se manifiesta en un ojo y puede pasarse al otro. La secreción es espesa y amarillenta y es más común en niños que en adultos. También es muy contagiosa y es más común entre diciembre y abril.

La alérgica la provocan alérgenos que pueden ser el polen, los ácaros o la caspa de mascotas, entre otros. Se manifiesta a la vez en los dos ojos y provoca picazón, inflamación y lagrimeo. Afecta más a personas que tienen otras alergias y no es contagiosa.

Por último, la irritativa, que la causa un cuerpo extraño en el ojo, o por contacto con humo, polvo y sustancias químicas. También la puede provocar un uso prolongado de lentillas. No es contagiosa.

Entre las claves para evitar una conjuntivitis están en lavado de manos con frecuencia; evitar tocarse los ojos; limpiarse a menudo las secreciones; no usar el mismo colirio en los ojos; lavar la ropa de cama y las toallas con agua caliente y con frecuencia; no utilizar lentillas durante la infección; desinfectar las gafas correctamente; no ir a la piscina, porque se contagia por el agua; y no compartir artículos personales.