En 1994

"Membrilla fue uno de los que más recibió": los soldados fugados recuerdan cómo sus superiores de los boinas verdes daban palizas a su compañero

Membrilla consiguió pasar la prueba de la boina verde y licenciarse (aunque eso sí, con deshonores) teniendo tuberculosis y sin saberlo. Él es uno de los 18 boinas verdes que se fugaron de la mili en 1994... y también uno de los que más palizas recibió.

"Membrilla fue uno de los que más recibió": los soldados fugados recuerdan cómo sus superiores de los boinas verdes daban palizas a su compañero

Burgas, Membrilla, Gimeno, Matamalas y Torres llevan 31 años sin verse, pero basta con que estos cinco antiguos compañeros de la mili en la COE (Compañía de Operaciones Especiales) se sienten de nuevo en una misma mesa para recordar con fuerza todo lo que ocurrió. Lo que vivieron en Palma de Mallorca, en el cuartel general Asensio, nunca se borró del todo, admiten muchos de ellos. Ahora, frente a las cámaras de Salvados, testigos de este reencuentro, lo vivido vuelve al presente como una mala pesadilla de la que no se puede despertar.

Todos ellos formaron parte del grupo de 18 soldados que, la madrugada del 24 de febrero de 1994, decidió escapar del cuartel. La decisión no fue impulsiva: llevaban meses acumulando un cansancio distinto al físico, una humillación diaria que, según recuerdan, venía de los altos mandos. Denunciar esos abusos desde dentro parecía imposible, así que optaron por una salida desesperada: fugarse y contar su historia a la prensa. El riesgo era enorme. En el código militar aquello podía equivaler a sedición, un delito castigado con hasta 15 años de cárcel. Finalmente, la condena quedó en tres meses de prisión.

Membrilla "fue uno de los que más recibió"

Entre ellos estaba Membrilla, al que todos recuerdan como el más castigado. "Fue uno de los que más recibió", coinciden en señalar Burgas y Gimeno en el reencuentro. Y no lo dicen en vano. En aquel tiempo, arrastraba una enfermedad que aún no acababa de dar la cara, pero que lo dejaba sin aliento: una tuberculosis en estado avanzado que le había perforado los pulmones. Él mismo no lo sabía, solo sentía que cada paso era más difícil.

Se asfixiaba durante los ejercicios, tosía sangre y quedaba rezagado. Esa supuesta debilidad lo convirtió en blanco de burlas, empujones y golpes. "No podía correr, me ahogaba. Y por eso me cogían de la nuca, me tiraban, me daban collejas...", recuerda con crudeza.

Le hicieron tragarse cigarros

Lejos de aliviarlo, la dureza de las pruebas agravó su enfermedad. Sus compañeros lo vieron caer una y otra vez. "Lo pasó muy mal. Muy mal, muy mal, muy mal", repite Gimeno,. Hablan también de castigos humillantes: "¿No te hicieron quemarte con cigarrillos, apagártelos en la lengua y tragártelos?", recuerda de pronto Torres. Membrilla asiente despacio. "Esa fue una más".

Tras la fuga, mientras sus compañeros terminaron en la prisión militar de Illetes durante tres meses, Membrilla tuvo que ser ingresado en el hospital. Pero, destaca Gonzo, consiguió pese a todo superar la temida prueba de la boina verde. El mérito, paradójicamente, no le libró de la misma condena simbólica que al resto: ser licenciado con deshonores.

*Ya disponible el programa completo de Salvados: la gran fuga en atresplayer.com