Alberto Chicote conoce la taberna andaluza 'Lolailo', un negocio donde ninguna persona del equipo es del sur y que se creó porque a África, la hija de Mara, dueña del local, le gustaban de pequeña los lunares. "¿Decidiste montar un negocio porque una niña de 16 años le gustaban los lunares?", se pregunta el chef de Pesadilla en la cocina.

Chicote echa un vistazo al colorido restaurante donde no falta ni un photocall con su atrezzo. Lo único que les hace falta es un tablao. Y es que los servicios en el 'Lolailo' son una fiesta y tienen todo lo necesario para ello.

Además para saber si aciertan o no con el gusto de los clientes, el equipo de la taberna les pregunta el signo del zodíaco. "Preguntamos el horóscopo a casi todo el mundo que podemos para saber el carácter que tienen y saber hasta dónde podemos llegar", le explica a un Chicote extrañado. Según Mara, son un poco "pájaras" y su humor no a todo el mundo le puede caer bien.

"¿Los cáncer qué tal?", le pregunta el cocinero. Mara se ríe e intenta evitar contestar a la pregunta. Ese horóscopo no le va.

Otros momentos destacados

Alberto Chicote prueba los platos de la taberna. El chef pide los jalapeños, el pulpo, boquerones y pimientos del 'Lolailo' y comprueba que lo que dice África de que la comida del 'Lolailo' "es una puta mierda" es verdad. Y es que en la taberna andaluza ni el pimiento "vale un pimiento".

Para intentar suavizar las críticas a los platos, el 'Lolailo' consigue que se viva un hecho insólito en Pesadilla en la cocina. Alberto Chicote bebe alcohol en horas de trabajo al probar el chupito estrella del 'Lolailo', 'La mamadita'. Una bebida preparada por la prima de la propietaria y que consigue sacarle los colores al chef. "¿No me digas que no te ha gustado 'La mamadita' de mi prima?", le pregunta Mara a Chicote.

Después de la primera toma de contacto, llega el servicio caótico del 'Lolailo'. África rompe a llorar invadida por el agobio y Alberto Chicote es víctima de un accidente en cocina. Un "huevo asesino" le explota en la cara ante las risas de todo el equipo del 'Lolailo'. "A mí no me hace ni puta gracia", dice.

Para empezar a poner un poco de orden en el 'Lolailo', Alberto Chicote y el equipo de reformas de Pesadilla en la cocina le da un aire diferente a la taberna. Un cambio que le da al local "ese puntito de clase que le faltaba".