Visita simbólica en Madrid
Zelenski y el Gernika: por qué su visita a España tiene un mensaje que va más allá de la política
El contexto Zelenski quiere ver el Gernika porque cree que explica mejor que cualquier discurso lo que vive Ucrania: ciudades arrasadas, civiles huyendo y un totalitarismo avanzando. Para él, lo que pasó en Gernika en 1937 es el espejo de Bucha o Irpin.

Zelenski llega a España buscando algo muy concreto: más apoyo, más defensa y más presión internacional contra Rusia. [[LINK:INTERNO|||Article|||691319ebe8f89d000771aa45|||Verá al rey Felipe VI, se reunirá con Pedro Sánchez…]] pero hay una parada que no es protocolo, no es diplomacia y no es un simple gesto cultural. Es un mensaje. Zelenski visitará el 'Gernika' de Picasso en el Museo Reina Sofía.
¿Y por qué es tan importante? Porque él mismo ha convertido ese cuadro en un símbolo de la guerra en Ucrania. Ya lo dijo en 2022, cuando habló ante el Parlamento español. Con la guerra recién estallada y las imágenes de Bucha, Mariúpol o Irpin todavía dando la vuelta al mundo, Zelenski lanzó una frase que impactó a todos: "Estamos en abril de 2022, pero parece que estamos en abril de 1937". Era su forma de decir: lo que le pasó a Gernika nos está pasando a nosotros.
Y no lo decía por decir. Entonces acababan de aparecer las primeras pruebas de masacres contra civiles, ejecuciones sumarias, ciudades arrasadas… y un puente, el de Irpin, convertido en símbolo mundial de la huida desesperada bajo las bombas. De esos escombros —decía él— "nació un nuevo Gernika".
En aquel discurso, Zelenski comparó el bombardeo nazi sobre Euskadi con los ataques rusos. Recordó que Gernika fue el aviso de lo que después sería la Segunda Guerra Mundial. Y advirtió que lo que vive Ucrania hoy podría convertirse en el anticipo de nuevas guerras si el mundo mira hacia otro lado.
Para él, Gernika es eso: totalitarismo frente a libertad. Ayer en Euskadi. Hoy, según Zelenski, en Ucrania. Por eso insistió tanto en venir al museo. No estaba en la agenda oficial: lo pidió él personalmente. Y tiene sentido. Para Ucrania, el Gernika se ha convertido en el lienzo que mejor explica la brutalidad de esta guerra.
Los números que sostienen esa comparación
Gernika, 1937: 1.654 civiles asesinados en los bombardeos nazis. Ucrania, desde 2022: más de 12.000 víctimas civiles por los ataques rusos, según los datos que maneja el propio Gobierno ucraniano. La lógica de la guerra es distinta, la tecnología es distinta, pero el resultado —para Zelenski— se parece demasiado. Por eso su visita al 'Gernika' será una de las fotos clave del viaje. No es arte. Es memoria. Es política. Es una advertencia.
Zelenski quiere que Europa vea en ese lienzo en blanco y negro lo que él cree que está en juego hoy: que la historia puede repetirse si no se frena a tiempo. Y que la lucha de Ucrania no es solo por su territorio, sino por los valores democráticos que, según él, se están defendiendo allí para todo el continente.
Mañana lo veremos delante del cuadro más universal contra la guerra. Y el mensaje es claro: para entender Ucrania, miren Gernika.
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