La elección de Peach Fuzz como color del año por Pantone no ha estado exenta de críticas. Algunos cuestionan la credibilidad de que una empresa privada, y no una entidad neutral, determine el color de un año entero. Recordemos que el año pasado, la mezcla de rojos y violetas anunciada por Pantone coincidió sospechosamente con el fenómeno Barbie, levantando dudas sobre la verdadera inspiración detrás de estas elecciones cromáticas.

La decisión de Pantone no es fruto de una simple reunión corporativa, como muchos podrían imaginar. Según la empresa, un equipo de 40 antropólogos del color, conocidos como 'trendsetters', lleva a cabo un meticuloso trabajo de investigación en todo el mundo, buscando inspiración en campos que van desde el cine hasta la arquitectura.

Aunque la elección se hace a principios de diciembre, esta tradición de 25 años es, en última instancia, una estrategia de marketing que se intensificó en 1999 con la elección del azul popularizado por Meryl Streep en 'El Diablo Viste de Prada'.

¿Qué impacto tiene realmente el 'color del año'? Más allá de las tendencias de la moda, Pantone, que comenzó con una paleta de 500 colores en los años 60, ahora cuenta con 2.000 tonalidades y 17 oficinas en todo el mundo. La designación del color no solo influye en la estética, sino que también impulsa la comercialización de diversos productos, desde merchandising hasta colecciones exclusivas de grandes empresas de tecnología, fotografía y maquillaje.