Biden se acerca a Arabia para hacer frente a la crisis energética. Busca que Riad produzca más petróleo para paliar la subida de precios del crudo que está desbocando la inflación en todo Occidente. Lo curioso es que Biden prometió en campaña tratar a Bin Salman como un paria. De hecho, EEUU le responsabiliza de la muerte en 2018 del periodista Jamal Khashoggi. Ahora, el presidente de Estados Unidos tira de pragmatismo y accede a reunirse con él por el petróleo.

Pero este no ha sido el único cambio en las relaciones de occidente con dirigentes de países a los que se podría calificar como 'poco democráticos'. La crisis energética ha hecho que los malos ya no lo sean tanto. Porque dejar de comprar crudo a Rusia por la guerra en Ucrania obliga a occidente a mirar a otros países para acceder a más petróleo. De hecho, Estados Unidos también se ha acercado a la Venezuela de Maduro, sancionada desde la crisis política de 2019. EEUU sigue reconociendo al opositor Juan Guaidó como presidente encargado, pero la crisis energética ha motivado que Biden relaje las sanciones.

Desde junio, la petrolera estadounidense Chevron vuelve a explotar sus yacimientos de gas y petróleo. También Biden ha permitido que se inicien conversaciones para hacer negocio con la petrolera estatal. Y ha ido un paso más allá: ha dado el visto bueno para que las petroleras europeas carguen petróleo desde Caracas sin enfrentarse a las sanciones impuestas por Washington. Todo un cambio de postura diplomático para ayudar a Europa a reducir la dependencia de Rusia.

Y en esa misma línea, también los dirigentes del G7 en la última cumbre se han mostrado dispuestos a volver a importar petróleo iraní. Fue Francia quien puso la propuesta encima de la mesa. Se trata de otro gesto diplomático de occidente para intentar importar crudo de un país dictatorial. Cabe recordar que su líder, el ultraconservador Ebrahim Raisi, está sancionado por Estados Unidos por su largo historial de violaciones de derechos humanos. En Europa, está prohibido importar crudo iraní desde 2012.

En teoría la premisa para levantar esas sanciones era que Irán dejara de lado la proliferación de armas nucleares. Pero la guerra de Rusia ha modificado la perspectiva. Hace una semanas se producía una llamativa imagen: el alto representante de la diplomacia europea, Josep Borrell, se reunía con el ministro de exteriores iraní para reanudar las compras de petróleo. Occidente da así un volantazo diplomático y se acerca a países para intentar que las sanciones a Rusia no ahoguen su economía.