El último saludo

De insultarlo a idolatrarlo: los políticos que ahora son más papistas que el papa

La otra cara
Desde Milei hasta Abascal, políticos que lo llamaron "comunista" o "representante del maligno" ahora lo despiden con elogios, reflejando la contradicción entre sus ataques pasados y su reverencia póstuma.

De insultarlo a idolatrarlo: los políticos que ahora son más papistas que el papa

JD Vance fue el último mandatario en reunirse con el papa Francisco. El encuentro, que tuvo lugar este domingo en el Vaticano, duró apenas unos minutos. Según fuentes vaticanas, "fue más un saludo que una conversación".

Un gesto protocolario en medio de una relación fría entre la Santa Sede y Estados Unidos, marcada por las críticas del pontífice a las deportaciones masivas impulsadas por el presidente Trump.

Pocas horas después, Francisco pronunció su último mensaje pascual, una homilía cargada de sentido político y moral: criticó a quienes "desprecian a los migrantes" y pidió el fin del rearme internacional. Este lunes, JD Vance, católico converso, lamentaba en redes la muerte del papa, pero evitaba toda alusión al contenido de ese último discurso.

Silencios, insultos y elogios póstumos

El papa Francisco incomodó a muchos. Políticos que hoy lo lloran lo insultaron antes. En su país natal, Javier Milei protagonizó uno de los ataques más violentos: lo llamó "zurdo hijo de puta que anda pregonando el comunismo por el mundo" y lo acusó de ser "el representante del maligno en la casa de Dios".

Fue antes de llegar al Gobierno. Ya como presidente, el tono cambió: en su primer encuentro le pidió un abrazo, y hoy lo despide como "el argentino más importante de la historia".

"Con profundo dolor me entero esta triste mañana que el papa Francisco, Jorge Bergoglio, falleció hoy... haber podido conocerlo en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí", escribió Milei en su cuenta oficial. Ha decretado siete días de luto en Argentina y viajará al Vaticano para el funeral.

Las fronteras del odio

Francisco fue una voz constante contra el maltrato a los migrantes. Sus críticas a las deportaciones masivas desataron respuestas agresivas desde la administración Trump. Tom Homan, entonces director del ICE, le respondió: "Debería arreglar la Iglesia católica, concentrarse en su trabajo y dejarnos a nosotros el control de las fronteras".

Salvini en Italia fue igual de directo: "Ocúpate más de las almas y menos de política". En una imagen icónica, Francisco llevaba una chapa en su sotana que decía "Abramos los puertos", justo cuando Italia cerraba los suyos a los migrantes.

En España también fue criticado por la derecha. PP y Vox protestaron cuando el papa pidió perdón por los "pecados de la conquista de América".

Sin embargo, tras su muerte, Santiago Abascal se "une a las oraciones de millones de católicos por el alma del papa Francisco", sin mencionar esos otros momentos que enfrentaron al pontífice con su partido.

El papa Francisco no fue neutro. Denunció el neoliberalismo, el odio al migrante, el negacionismo climático y la lógica del mercado como única ley. Ahora, incluso sus críticos se deshacen en elogios.

Pero su mensaje final no fue para ellos: fue para los expulsados, los despreciados, los que nunca fueron bienvenidos. A ellos sí los escuchó hasta el último día.