Este jueves, los accionistas de la constructora Ferrovial tienen que decidir entre dos opciones: quedarse en España o mudarse a Países Bajos. En este complejo caso, que ha desatado todo tipo de reacciones entre las partes implicadas, hay cuatro actores clave que tener en cuenta.

Los primeros actores son los accionistas mayoritarios de Ferrovial: Rafael y María del Pino. Son quienes marcan el liderazgo de esta corriente que quiere marcharse del país, aunque en la familia no hay unanimidad, como vemos en el segundo de estos protagonistas, Leopoldo del Pino, que se opone.

Empecemos por los dos primeros, Rafael y María, que cuentan con el 28% de la compañia y quieren estar en Paises Bajos lo antes posible. ¿Por qué? Quieren cotizar en la Bolsa de Nueva York y defienden que no pueden hacerlo si se quedan.

Sin embargo, esta visión choca con la de Leopoldo, tercer accionista mayoritario, el cual se espera que vote 'no' a este traslado. Él es partidario de mantener la sede en España y dar margen al Gobierno para que cree un marco regulatorio que facilite cotizar en Nueva York, según 'El Confidencial'.

Una última arma secreta

Fuera de la familia y de nuestras fronteras, el peso del Fondo Soberano Noruego está siendo fundamental para poder entender qué pasará en la junta que se celebrará este jueves. Si antes estaba en contra de marcharse, en las últimas horas ha cambiado de postura, anunciando en su página web que votarán 'sí' en la votación.

Por último, cabe tener en cuenta a Nadia Calviño, vicepresidenta primera del Gobierno, quien lleva más de un mes intentando que Ferrovial se quede. Lo último que hizo fue mandar una carta a la propia Ferrovial en la que decía que no había motivaciones objetivas para que se dé una posible marcha, insistiendo en que sí pueden cotizar en Nueva York quedándose en España.

Mientras tanto, Hacienda ha advertido de posibles penalizaciones si la motivación de Ferrovial es marcharse a pagar menos impuestos, algo que desde la constructora niegan, alegando una razón de proyección empresarial. Si se demostrara lo contrario, Hacienda podría reclamar estas cantidades millonarias.

Pese a que todo hace indicar que se impondrá el 'sí', hay un arma secreta que puede trastocar los planes de Ferrovial: el derecho de separación. Consiste en que si en las próximas semanas un pequeño grupo de accionistas se planta y se bajan del plan, Ferrovial se queda en España. Aunque las posibilidades de que suceda este escenario son bajas, nunca puede darse nada por sentado.