237 víctimas recordadas

Así ha vivido Mazón el funeral de las víctimas de la DANA: nervioso, incómodo, apartado y al borde de las lágrimas

Los detalles Llegó tarde, se paró a saludar a Camps y acabó solo, en un rincón. Serio, tieso y con la mirada perdida, Mazón aguantó gritos, insultos y aplausos de protesta mientras los reyes abrazaban y consolaban a las familias que no querían ni verle allí.

Así ha vivido Mazón el funeral de las víctimas de la DANA: nervioso, incómodo, apartado y al borde de las lágrimas

"Rata cobarde. Asesino. Nos has matado la vida a todos. Fuera de aquí, Mazón". Así fue recibido el president de la Generalitat, Carlos Mazón, en el funeral de Estado celebrado este miércoles en Valencia por las víctimas de las inundaciones que hace un año devastaron la Comunitat Valenciana. Lo que debía ser un acto solemne de recuerdo se transformó en una jornada de rabia contenida y dolor visible, donde la presencia del jefe del Consell encendió los ánimos de muchos de los familiares.

Virginia, prima de Juan Alejandro, una de las víctimas mortales, lo expresó con dureza: "Las inundaciones son en España el fenómeno natural que más muertes provoca, pero no fue este fenómeno el causante de la catástrofe que hemos sufrido. Es quien omite, a sabiendas de que su omisión puede suponer la pérdida de vidas humanas, quien comete el acto primigenio que deriva en esas muertes".

El aplauso que siguió a sus palabras fue también un mensaje: no era un gesto de homenaje, sino de protesta. Protesta contra la gestión, las mentiras y lo que los familiares consideran la incompetencia del Consell de la Generalitat. Y, sobre todo, protesta contra Carlos Mazón, a quien muchos no querían ver allí.

Un president sin consuelo

La tensión se notó desde el primer momento. A las 17:00 llegaba el Consell caminando hacia la Ciudad de las Artes y las Ciencias. 23 minutos más tarde, lo hacía Mazón, en coche y rodeado de su equipo de presidencia. Entró directo, sin mirar a los familiares, pero con una parada que no pasó desapercibida: se detuvo unos minutos para saludar al expresident Francisco Camps. Un gesto que, en un día de duelo, irritó aún más a los presentes.

Ya dentro, Mazón parecía nervioso y fuera de sitio. Desubicado, solo, jugueteaba con los dedos y evitaba mirar a nadie. En su asiento, inicialmente reservado para Juanma Moreno –que finalmente no asistió–, permaneció rígido e incómodo. Su única compañía: su directora de organización, que le acompañó hasta que comenzó la ceremonia.

Cuando el acto arrancó y se empezaron a leer los nombres de las víctimas, los murmullos se rompieron con insultos: "Asesino", "malparit", "fuera Mazón". Los reyes y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se encontraban en una sala cercana saludando a familiares. Los gritos llegaron hasta allí.

Los reyes consuelan, Mazón se protege

A medida que avanzaba la ceremonia, los reyes se acercaban a los familiares, abrazándolos, escuchándolos, recogiendo flores y fotografías de los fallecidos. La reina, visiblemente emocionada, abrazó a Dolores, madre de una de las víctimas. En ese mismo momento, Mazón permanecía al fondo, serio, apartado, evitando acercarse. A veces miraba al suelo; otras, se rascaba la cara. Su gesto reflejaba incomodidad, tensión y hasta el borde de las lágrimas.

El contraste era evidente: mientras los reyes consolaban, Mazón se protegía. Mientras otros acompañaban, él soportaba el peso de las miradas y los insultos. "Miserable", "asesino", "hijo de puta", "Mazón dimisión", se escuchaba al paso del president cuando terminó el acto.

Fue el momento más tenso del día. Los familiares levantaban las fotos de sus muertos frente a él mientras abandonaba el recinto. Y él, sin decir nada, se marchó una vez más escondido, protegido por su equipo, sin cruzar palabra con nadie.

Una presencia que reabre heridas

Un año después de la tragedia, el dolor sigue tan vivo como el primer día. Y la presencia de Mazón, lejos de apaciguarlo, lo reavivó. El funeral debía servir como homenaje a las víctimas, pero acabó siendo un recordatorio de la gestión cuestionada del president valenciano y de la desconfianza total que muchas familias sienten hacia él.

Para esas familias, Mazón no representa consuelo, sino herida. Y lo que hoy se ha visto en Valencia —los gritos, los aplausos de rabia, el silencio incómodo y la evidente angustia del president— no es solo un gesto político: es el reflejo de un duelo que aún no encuentra justicia.

*Sigue a laSexta en Google. Toda la actualidad y el mejor contenido aquí.