El aplauso que duele
Un año sin respuestas, un discurso de autobombo y 160 aplausos: el día de luto que Mazón convirtió en show
La otra cara El president de la Generalitat eligió el salón más solemne para aplaudirse a sí mismo rodeado de consellers, alcaldes y altos cargos, mientras las víctimas de la riada estaban afuera, sin gestos, explicaciones ni soluciones, esperando que alguien asumiera responsabilidades de verdad.

La mañana empezó con un gesto que más que respeto parecía un espectáculo: Mazón convocó por sorpresa un acto para declarar el 29 de octubre como día de luto oficial. Y claro, no lo hizo en cualquier sitio: eligió el salón más solemne de la Generalitat, ese que se reserva para grandes ocasiones, como premios Jaume I, nombramientos de altos cargos o el Día de la Comunitat Valenciana. El escenario perfecto para un discurso de autobombo.
Pero aquí empieza la historia de verdad: las víctimas no estaban dentro. Las personas que sufrieron la riada se quedaron afuera, viendo cómo el president se aplaudía a sí mismo. Ahí estaban, entre otros, Carmina, que asegura que Mazón les provoca "tortura emocional"; Dolores, que perdió a su marido y a sus dos hijos y no ha recibido ni un "qué tal" de Mazón; Toñi, que no puede creer que se haga este espectáculo mientras ellos siguen sufriendo; y José, que luchó contra el agua horas y aún espera una licencia para reconstruir su casa.
Lo que esconde este aplauso es más que evidente: un año sin pedir perdón, sin asumir responsabilidades, sin mostrar imágenes del CECOPI, sin explicar su incomunicación de 37 minutosy con más de una mentira sobre lo ocurrido. Pero claro, para este show hacía falta un público… y ahí estaban los 160 que aplaudieron.
Primera fila de palmeros: consellers de todo tipo —desde la vicepresidenta primera hasta los responsables de reconstrucción y emergencias—, altos cargos de la Generalitat, el presidente de la Diputación de Valencia, secretarios autonómicos y varios alcaldes, incluidos los de Valencia y Elche. Todos puestos en pie para vitorear el auto-homenaje de Mazón.
Y aun así, la salida del Palau dejó claro lo que muchos sentían: este aplauso no era para las víctimas, sino para él mismo. Un show que algunos aplauden, mientras los que verdaderamente sufrieron siguen afuera, sin respuestas, sin gestos, sin respeto.
*Sigue a laSexta en Google. Toda la actualidad y el mejor contenido aquí.