Miles de personas en nuestro país continúan buscando a sus familiares en cunetas. Pero el tiempo se acaba, y las víctimas del franquismo temen que su vida se agote sin poder dar una sepultura digna a quienes asesinaron en la dictadura.

Para conocerlo de primera mano, Andrea Ropero ha acudido al cementerio de El Espinar, en Segovia, donde hace algunos días la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica exhumó la fosa en la que buscaban los restos de 17 desaparecidos durante el franquismo.

Como ese hay miles de lugares en toda España a la espera de ser excavados. El fundador y presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva, afirma que la Ley de Memoria Democrática es "un avance", pero se espera que mejore precisamente en la búsqueda en las fosas.

"Debe regular la apertura de una oficina donde las familias puedan ir, porque el modelo español en la búsqueda de las fosas ha depositado toda la responsabilidad en los hombros de las asociaciones", ha explicado. Por eso, dice, esperan que en el Congreso se debata y se logre "crear esa institución".

Pero para ello hace falta dinero. "Desde el año 2.000 hasta hoy se han exhumado más de 9.000 cuerpos, algunos con ayuda pública y otros no", ha explicado Silva. Así, admite, "cuando la sociedad civil ha hecho tantas cosas, un Estado no puede poner esa excusa".

El fundador de la asociación apela a la "impunidad" que siempre ha caracterizado a los adeptos a la dictadura para explicar por qué hay partidos que aún anuncian que votarán en contra de la Ley de Memoria Democrática: "Los franquistas se quedaron impunes de todos y cada uno de sus delitos. De hecho, algunos han muerto con medallas colgando de su pecho".

"Hoy veo políticos que defienden el franquismo por acción o por omisión y luego al rato se dicen demócratas. En este país es preciso que para aprobar primero de democracia haya que ser antifranquista. Eso tiene que ser casi una ley", ha apuntado.

Y además, el tiempo se acaba. Hay muchas víctimas que ya no tienen muchos días en el calendario para buscar a sus familiares. "Para mi padre, que tuvo que esperar 64 años y morirse sin haber enterrado a sus padres dignamente fue una tragedia", ha ejemplificado.

Pero además, ha asegurado, "hay montones de familias que viven con la angustia de que se van a morir y sus padres se van a quedar en una cuneta para el resto de la humanidad".

Julián López es una de las miles de personas que aún busca a su padre, una víctima del franquismo. A sus 91 años afirma que hubo una época en la que no podía decir ni siquiera que buscaba a su padre, a pesar de llevar toda la vida haciéndolo.

Su padre, Álvaro López, le llamaron por su quinta para ir la guerra. "Al terminar la guerra vuelve a Valdecaballeros, Badajoz, y a los tres días se lo llevaron a fusilar junto a cinco más. Esa fue la defensa, eso fue todo. No nos dijeron nada", ha explicado.

Entonces, él tan solo tenía nueve años. Su madre, afirma, tenía "mucha pena": "Decía que qué había hecho su marido para acabar así. Pero hablar entonces era muy peligroso".

Jesús afirma que tiene pocos recuerdos de su padre. "Era de estatura media, moreno, muy dicharachero, le recuerdo casi como un sueño": "su falta ha supuesto pasar muchas calamidades, echarle mucho de menos...", afirma sin poder aguantar las lágrimas.

Sin embargo, lleva más de 80 años sin poder encontrar su cuerpo. Asegura que aproximadamente sabe donde está, pero encontrar el punto exacto es "muy difícil" porque hay muchas trincheras.

Hasta ahora, han intentado localizarle cinco veces. Dos de ellas a través de la Junta de Extremadura y otras tres por sus propios medios, pagando excavaciones y georradares.

"Me quedan pocos años de vida, pero los pocos que me queden voy a luchar hasta perder el aliento. Sin ilusión no me voy a quedar, si no le encuentro no me iré contenta, pero me iré satisfecho de haber hecho lo que he podido", ha reconocido.

Para Julián, encontrar los restos de su padre supondría una recompensa tras años de lucha. "Me volvería loco", ha reconocido. Por eso, pide a los políticos que valoren "lo que supone" para las víctimas una Ley de Memoria Histórica.

Andrea Ropero charla en El Intermedio con Julián López, un hombre que ha pasado toda su vida buscando a su padre y que pide a los políticos que piensen en las víctimas para aprobar la ley.