Pocas veces un gesto tiene tanto significado. Ella se ha rapado, el siempre apreciado pelo en una niña de 9 años, en solidaridad con su amiga enferma de cáncer. Un gesto entendido mal en su escuela. En sus estatutos se recoge que no hay cabida a afeitarse la cabeza. El mundo al revés porque le ha costado la expulsión.

"Para una niña pequeña es realmente valiente querer raparse la cabeza en apoyo a su amiga. Es una gran declaración y eso forma el carácter de un niño", afirma Wendy Campbell, madre de la niña enferma de cáncer.

Si la amistad se define como el afecto personal, puro y desinteresado, más lo es en la inocencia de la infancia."Yo sólo puedo decir gracias por ser una gran amiga", decía agradecida Delaney Clements, enferma de cáncer.

Y no hay mejor manera de entender que ponerse en el lugar de alguien. Eso ha debido hacer el colegio tras las quejas de madres y asociaciones. Han aplicado la máxima: la excepción hace la norma. Han readimitido a la niña en el colegio. Y ahora ellas lo celebran. Desde ayer vuelven a jugar juntas en la escuela. Porque no hay mejor terapia que una sonrisa.