Al límite de sus fuerzas, de su cuerpo y de su mente. Algunos migrantes de los 134 que están a bordo del Open Arms, incluso, se han automutilado.

"Es una situación inhumana. Algunos han empezado a mostrar comportamientos suicidas por la angustia de ver que podrían acabar de vuelta en Libia, en ese infierno", explica Alessandro di Benedetto, psicológo de la ONG 'Emergency'.

Tras haberles examinado, médicos y psicológos italianos avalaban ante las autoridades de su país la petición de evacuación urgente e inmediata de todos ellos cursada por Proactiva.

"La situación a bordo del Open Arms sigue siendo crítica, sobre todo por temas médicos y psicológicos. Estamos absolutamente en una situación de desamparo y de desatención, incluso nos están pidiendo informes individuales", apunta Oscar Camps, fundador de esta ONG.

A bordo ha habido hasta conatos de violencia. Ver la tierra, casi poder tocarla, y no pisarla, es un trauma que se suma a los dramas que traen consigo y de los que huían. "Han vivido cárceles, torturas, violaciones sexuales", denuncia Alessandro di Benedetto.

El Ministerio de Transporte no ve impedimento para el desembarco en el puerto de Lampedusa. Pero para el ministro del Interior italiano no es suficiente. Salvini se mofa, pone en duda el estado de los 13 ya atendidos en Lampedusa y se reafirma en su cerrojazo a la migración. Posa sonriente en una fotografía con el lema: los italianos primero.

Contra todo y contra todos, Salvini ha tenido en jaque hasta a la Comisión Europea, que ha recordado que hasta que no desembarquen los 134 , no se puede poner en marcha la acogida en los seis países que se han ofrecido a recibirles.