En las imágenes, uno de los voluntarios del buque Open Arms espera con un bebé de nueve meses en brazos al borde del barco. Duda, pero finalmente salta con el niño hasta la lancha de rescate. El oleaje ha dificultado la evacuación de estos dos mellizos, uno de ellos enfermo, y sus padres. Ya están a salvo, en Italia. Pero todavía quedan 147 migrantes a bordo del Open Arms, donde la situación se complica día a día por la falta de espacio y la escasez de recursos después de haber estado a punto de morir. "Si no hubiéramos estado ahí, estarían todos muertos, pero no importa, son sin nombre", comenta el director del buque Óscar Camps.

Mientras, algunos países como Francia reconocen conversaciones informales para poner fin a esta situación con la Comisión Europea. Pero de momento todos miran para otro lado. "A veces pienso que tenemos políticos antisistema. Yo pensaba que eran ONG o activistas antisistema, pero no, son las ONG las que están cumpliendo con el derecho humanitario internacional y son algunos países los que se están saltando el sistema", dice Camps.

Otras 365 personas esperan también respuestas en el Ocean Viking. El buque se acerca a Italia y Malta para hacer presión. Y a pesar del alarmismo de líderes como Salvini, los datos le desmienten. El número de llegadas a la Unión Europea en lo que llevamos de año ha descendido un 30% respecto al mismo periodo.