El número de startups en España no deja de crecer, algo que atrae también a personas de más de 55 años. Miguel García tiene 74 años y es una de estas personas que decidió lanzarse a trabajar por su cuenta.

En concreto, ha pasado más de 50 años trabajando por cuenta ajena y, al jubilarse, decidió entrar en una ONG para comenzar a asesorar a los más jóvenes. "Estaban muy perdidos y entonces me planteé que había que ayudarles", confiesa.

De esta forma, decidió crear una empresa para ayudarlos a enfrentarse al mundo laboral, y es que reconoce que para él quedarse en casa no era una opción. "No me despego de la actividad de asesoramiento porque es revitalizante, lo otro sería vegetar", señala.

Como él, cada vez son más las personas que dan el paso de emprender a una edad más avanzada. "España tiene la mayor tasa de emprendimiento sénior de un grupo de países de nuestro entorno europeo. La contrapartida es que, de este emprendimiento, un 30% lo es por necesidad", señala Juan Fernández, director del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación Mapfre.

En total, el 14% de la startups españolas están dirigidas por emprendedores sénior, y su porcentaje de éxito es superior al de los jóvenes. "Tienen experiencia, contactos, y muchas veces tienen algún recurso también económico con el que contar", enumera Silvia Mazzoli, formadora y mentora de emprendedores.

De esta forma, las empresas sénior y su experiencia cada vez enriquecen más el mercado laboral español.