Algunos filetes, si los hacemos en la plancha o en la sartén, sueltan mucha agua y acaban quedando incomestibles. Siempre al comprar carne tenemos que tener en cuenta la calidad de esta, pero con un mal cocinado podemos estropear hasta una buena pieza de la mejor ternera asturiana.

Que esto suceda normalmente tiene más que ver con la temperatura de la carne y de la sartén que con la calidad de la pieza. Es normal que los filetes tengan agua: los animales, al igual que los humanos, están compuestos en su mayor parte de agua (alrededor de un 60% según Science for a changing word y Fundación Aquae). Este porcentaje varía dependiendo de la edad, del animal y, en el caso de la carne, de la pieza.

Estos son algunos consejos para que la carne no pierda todo su agua y no acabe seca, según lo explica la Indicación Geográfica Protegida Carne de Ávila:

  • Adquirir carne de buena calidad, más adelante hablaremos sobre cómo hacerlo, Desde Carne de Ávila aconsejan pedir que tenga un grosor suficiente para que quede tostada por fuera y rosada por dentro.
  • La carne hay que sacarla de la nevera al menos dos horas antes de cocinarla, para lograr que esté tierna y especialmente jugosa.
  • El siguiente paso es poner un chorrito de aceite de oliva en la sartén y calentar esté a temperatura alta antes de poner la carne en la plancha. Este paso es fundamental: que la sartén tenga una temperatura muy alta para que al echar el filete no se enfríe el aceite.
  • No marear la carne, únicamente se debería dar una vuelta a la carne en la plancha o sartén cuando esté bien hecha y tome un color tostado.
  • Lo ideal es añadir la sal al darle la vuelta y no antes.

Cómo saber la calidad de la carne

Siguiendo estos sencillos consejos, según la Indicación Geográfica Protegida Carne de Ávila, conseguiremos que la carne no se quede seca. Desde Tierra de Sabor añaden que, para que esté jugosa, conserve todo su sabor y cumpla unas condiciones que respeten el medio ambiente, tiene que cumplir unos requisitos de calidad.

Entre estos requisitos destacan las características del animal, las de la producción y la alimentación. Por ejemplo, que hayan permanecido con la madre un periodo mínimo de 5 meses o que las materias primas de los piensos sean exclusivamente de origen vegetal.

Para saber qué carne consumimos, lo primero que debemos tener en cuenta es que en España es obligatorio que en el etiquetado se mencione su origen, según las especificaciones del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Este es el primer indicador desde el que podemos informarnos sobre cómo han trabajado con este animal , de dónde viene y cómo ha sido alimentado. Algunas otras especificaciones que deben aparecer en el etiquetado es si ha sido congelado, los ingredientes y la fecha de duración mínima o caducidad.

Por otra parte, existen las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) y las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP), que son sellos regulados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que aseguran que la carne cumple unos criterios de producción, de alimentación y unas características del animal. Cada sello exige a sus productores unos requisitos, que tienen que cumplir para que su carne tenga la distinción. Por eso un consumidor, al adquirir, por ejemplo, la carne de la Sierra de Guadarrama, sabe que entre otras características los animales pastan al aire todo el año.