Un alto el fuego cuestionable

Israel no quiere testigos del horror y sigue retrasando la entrada de prensa extranjera a Gaza pese al alto el fuego

Mientras tanto... La polémica Fundación Humanitaria de Gaza, que gestionó los puntos de reparto donde murieron cientos de gazatíes, negocia supervisar la reconstrucción de la Franja.

Una bomba sin detonar en Gaza, lanzada por el Ejército israelí.
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Gaza continúa muy lejos de ser un lugar seguro y pacífico. Pese al alto el fuego establecido hace casi dos semanas, los explosivos siguen estallando, hay ataques, hambre y se mantiene la prohibición de acceso a la prensa extranjera.

El Gobierno israelí se resiste a que haya testigos de lo que está pasando allí. El Tribunal Supremo le ha dado otros 30 días para decidir si permite o no la entrada de periodistas extranjeros en la Franja, después de que la Asociación de Prensa Extranjera (FPA, por sus siglas en inglés) solicitara en 2024 el acceso.

Por ahora, los periodistas gazatíes son los únicos que pueden contar desde el enclave el horror que siguen viviendo los palestinos.

Gaza se ha convertido en un terrible campo minado, donde proyectiles como este pueden explotar en cualquier momento.

Por ejemplo, los hermanos Yazan y Judehan sido víctimas de una munición sin detonar abandonada por el Ejército israelí. Se encuentran heridos después de que una explosión les alcanzase cuando volvían a su casa destruida en Al-Nasr.

La ONU ha advertido de que no hay material suficiente para desminar Gaza y que costará 30 años dejarla libre de artefactos.

Al mismo tiempo, las fuerzas israelíes continúan atacando a civiles bajo cualquier pretexto e Israel sigue bombardeando a su antojo e interpretando el acuerdo de paz como más le conviene.

Ayuda insuficiente

Otro aspecto del acuerdo que se está incumpliendo es el acceso de ayuda humanitaria. Es demasiado escaso e Israel ya ha anunciado que mantendrá cerrado el paso de Rafah "hasta nuevo aviso".

Alega que Hamás no ha terminado con su parte del pacto, ya que aún no ha devuelto los restos de todos los rehenes.

La ayuda llega a cuenta gotas y los palestinos apenas tienen acceso a agua potable.

Tampoco están ya los puntos de distribución de ayuda. La controvertida Fundación Humanitaria de Gaza, respaldada por Estados Unidos, busca un nuevo papel en el conflicto.

Fue muy criticada por operar de forma militarizada en el reparto de ayuda, donde mataron a cientos de gazatíes.

Pese a todo, no quiere que Estados Unidos la aparte y ya negocia supervisar la reconstrucción y la distribución de ayuda en Gaza.

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