Ganar un Masters 1000 es algo de lo que pocos tenistas pueden presumir. Elena Rybakina sumó su segundo torneo de esta categoría gracias a que consiguió llevarse el trofeo de Roma tras vencer en la final a Anhelina Kalininapor 6-4 y 1-0 tras la retirada de la ucraniana, pero seguro que no disfrutó de la entrega de trofeos.

Tras certificarse el abandono de Kalinina, la organización procedió con la ceremonia de entrega de premios, pero acabaron convirtiendo un momento bonito para la tenista kazaja en un esperpento.

Los organizadores confundieron en varias ocasiones a las tenistas, que se les veía claramente incómodas. Procedieron a autorizar el discurso de la ganadora, Rybakina, antes que el de la finalista cuando suele ser al revés y Kalinina se quedó para después y acabó hablando entre sonoros abucheos dirigidos a los directivos del torneo, que abandonaron la pista.

Rybakina todavía no había alzado la copa cuando éstos abandonaron la zona y, sin saber qué hacer, tuvo que recibirla de una de las azafatas sin tener su momento de gloria y con la nula presencia de alguno de los organizadores.