Qué importante es tener a un pilotocomo Fernando Alonso. Qué importante es tener a alguien que sepa leer lo que funciona, y lo que no. Que sea un martillo. Que prácticamente, y sin el prácticamente, no cometa ni un solo error en cada vuelta que da. Porque en Miami fue clave. Fue fundamental. Fue básico. Fue lo que le permitió estar en primera línea de salida junto a Sergio Pérez.

Junto a un Red Bull, y sin necesidad de que haya sanciones de por medio como sí sucedió en Arabia Saudí. Con todos con las mismas reglas. Con todos sin penalizaciones de parrilla. Con todos con las mismas condiciones. Ahí fue donde Fernando, de nuevo, demostró el motivo por el que está considerado como uno de los mejores pilotos del Mundial.

Porque él no falló. Porque donde otros, como Max Verstappen, no pudieron dar ni una sola vuelta, él bordó la suya con neumáticos usados. Con goma ya con alguna que otra vuelta. Así, con esos zapatos, fue como colocó el monoplaza en segunda posición.

Verstappen... y Leclerc

Por delante de Carlos Sainz. Por delante del Mercedes de George Russell. Y por delante también del Red Bull de un Verstappen que cometió dos errores por los que abortó la vuelta. Sí, ni un tiempo anotó, y tan solo Bottas hizo que no fuera el último de todos cuantos participaron en Q3.

Todo fue por Charles Leclerc. El monegasco no estuvo fino.No aprendió. No consiguió algo que sí pudo lograr y entender un Fernando Alonso que comprendió que debían mejorar tras los Libres 3. Tras unos en los que el Aston Martin no estaba ni mucho menos fino, y que sirvieron para cambiar lo justo para poner el coche de la mejor forma posible cuando contaba. Pero el de Ferrari...

El de Ferrari hizo lo que hizo en los Libres 2, que fue salirse exactamente en el mismo sitio de la pista de Miami para provocar una bandera amarilla primero y luego una roja a falta de 1:36 para el final de la sesión. No se reinició, y todo acabó como estaba tras un intento cronometrado de los que sí pasaron por línea de meta.

Alonso, el que casi nunca falla

Y eso fue suficiente. Fue bastante. Fue lo que llevó a Fernando Alonso a salir segundo tras Sergio Pérez y por delante de Carlos Sainz. Sí, la F1 habló más español que nunca tras la Q3. Y lo hizo por otra nueva lección maestra del bicampeón. Fue por una vuelta, una en la que tanto él como Aston Martin aprendieron de los Libres. Una en la que puso más en valor tener a un piloto que nunca, o casi nunca, comete errores.