Adiós al Mundial de F1 2018. Adiós a una temporada que no ha sido una más. A una que cierra un ciclo y tras la que se abrirá otro en el que habrá un gran vacío. Uno que tiene el nombre de Fernando y el apellido de Alonso. Un vació de dos títulos, de un piloto que se ha vestido con los colores y los emblemas de Renault, de McLaren y de Ferrari. Uno de alguien que ha demostrado que la grandeza no solo es aquella que tienes por los trofeos que has conquistado. Algo se ha acabado tras el GP de Abu Dabi.

Uno que sirvió como homenaje al mejor piloto español de todos los tiempos de la Fórmula 1. A uno de los corredores mejor valorados tanto por la afición como por sus colegas de profesión tanto de ahora como de siempre. A buen seguro que habría querido que fuera de otra forma. Peleando por la victoria, por el podio o con otro Mundial en sus manos. O al menos en zona de puntos, pero esto es lo que hay, y aunque no sea lo que antaño había la carrera de Fernando Alonso en Yas Marina ha sido como las que él suele hacer.

Impecable. De top. De campeón del mundo. Salió bien, y no era fácil sobre todo tras los momentos de tensión que se vivieron en el accidente de Hulkenberg. Y de nuevo puso el modo 'martillo' a funcionar. Vueltas perfectas, tiempos clavados y además administrando bien sus neumáticos y llegando a zona de puntos. Se mantuvo ahí por bastantes vueltas, hasta que hizo su parada y tuvo que volver a la carga.

A punto estuvo de terminar sumando en su despedida. Ocon y Gasly se despidieron antes de tiempo por problemas de motor, y en las últimos giros apretó al máximo para dar caza a Kevin Magnussen. Tanto apretó que se saltó un par de curvas y recibió una penalización de cinco segundos. Poco importaba. En el recuerdo, la imagen de Hamilton, de Vettel y de Alonso tras la bandera a cuadros levantando pasiones en la grada de Yas Marina. Tres campeones. Once Mundiales. Todo para decir adiós a un mito como Fernando.

Otros siguen, como Lewis y Sebastian. El de Mercedes, sumando una nueva victoria. Trabajada y merecida. También sufrida, pues muchos kilómetros lleva ya ese motor consigo y cualquier cosa podía pasar en Abu Dabi. Más aún con Vettel tras él y con un Ferrari, con el único Ferrari que quedaba en pista, con ganas de dar una alegría a los 'tifosi'. Fue segundo, por delante de Max Verstappen. Trío de colores, plata, rojo y azul, en el podio de Yas Marina.

Si el naranja no está el próximo año no será por Carlos Sainz. El madrileño hizo un carrerón en toda regla para despedirse de Renault antes de vestir de McLaren. Impresionantes vueltas las suyas, ganando tiempo tanto con gomas con una enorme cantidad de giros como cuando puso las nuevas. Tan solo quedó por detrás de los inalcanzables, y sus adelantamientos a los Sauber y a los Force India a buen seguro han hecho sonreír a Zak Brown.

Todo se verá en 2019. Un 2019 en el que la Fórmula 1 tendrá un campeón del mundo menos que otras competiciones disfrutarán. Todo será diferente sin Fernando Alonso en el Mundial de F1.