Max Verstappen tiene un mundial de Fórmula 1 en su palmarés y el segundo lo roza con los dedos. Esa es la realidad. Las diferencias con sus rivales son inmensas, sobre todo después de arrasar en el Gran Premio de Bélgica, donde se llevó el triunfo a pesar de partir desde la decimocuarta plaza.

Ni Charles Leclerc ni por supuesto Sergio Pérez parecen rivales para el neerlandés, que continúa su camino para convertirse en uno de los grandes pilotos de la historia de la competición.

Son 93 puntos de ventaja sobre su compañero de Red Bull y 98 sobre Leclerc, el primer Ferrari de la tabla. Restan ocho carreras y en total 216 puntos en juego. Lo que hace indicar que su título está más cerca que nunca.

Las matemáticas no mienten. Si Verstappen logra cuatro victorias en las ocho carreras que restan volverá a ser campeón del mundo. Sería su segundo título seguido después de todo lo ocurrido el curso pasado en una batalla con Lewis Hamilton que se decidió en la última vuelta de la última carrera.

Christian Horner, jefe de Red Bull, se mostró muy optimista después de su doblete en Spa: "Creo que en lo que respecta a las clasificaciones del campeonato, obviamente tienen muy buen aspecto".

Aunque lanza un aviso a sus dos pilotos para que no se relajen: "Pero las cosas pueden cambiar muy, muy rápidamente. Ya lo hemos visto, creo que estábamos a 46 puntos cuando salimos de Australia y en un par de carreras conseguimos darle la vuelta".

El campeonato no para y se muda a territorio Verstappen. En el circuito de Zandvoort, en los Países Bajos, se espera la marea naranja para apoyar a su piloto. Otra oportunidad para aumentar su ventaja.

Porque el Red Bull parece en estos momentos inalcanzable. Ya lo afirmó Mattia Binotto, jefe de Ferrari: "No sabemos lo que han hecho para tener ese ritmo". Y ese ritmo ha colocado a Verstappen a un paso de volver a ser campeón de la Fórmula 1.