Han pasado 17 años desde que Fernando Alonso hiciera historia. O, más bien, que volviese a hacer historia. Fue en 2006 cuando el por aquel entonces piloto de Renault, exhibiendo un talento innato a la hora de conducir, conquistó el que fue su segundo Mundial de F1 y el que es, de momento, también su último título en el Gran Circo. Ahora, en 2023, solo tiene una cosa en la cabeza.

Solo tiene en mente volver a ganar. Volver a ser campeón del mundo. Por eso está aún en la Fórmula 1. Por eso firmó por Aston Martin. Y por eso, hasta que vea que ya no puede porque no hay o no siente que tenga opciones, estará en un monoplaza. Sí, es su mentalidad.

Una que le ha llevado a competir en el Dakar. A probar las carreras de resistencia. A ganar el WEC. A conquistar Le Mans. Porque Alonso, a sus 42 años, lo tiene claro.

"Ahora sé leer mejor una carrera"

"Ahora sé leer mejor una carrera. Sé cuándo atacar. Cuándo no hacerlo. En mis comienzos apenas importaba gestionar neumáticos, ahora sí", afirma.

Es la evolución: "Lo que hice fuera de la F1 me ha hecho un piloto más completo. Son diferentes coches, diferentes formatos de carrera... Comprendo todavía mejor la filosofía del automovilismo".

Porque sí, se ve mejor que hace 17 años: "Si tuviera que correr contra el Alonso de 2006... ¡le ganaría!"

"Por detalles. Hoy en día, por ejemplo, en las paradas de boxes es aparcar al centímetro. Antes con los repostajes daba igual. Estabas parado 10 segundos de todos modos", cuenta.

"La tecnología va cambiando todo"

Y es que todo ha cambiado en la F1 en sus más de 20 años de experiencia: "Antes aún teníamos un botón de encendido en un coche prácticamente analógico. Ahora la tecnología lo va cambiando todo".

Aún así, Alonso se ha adaptado a la perfección al monoplaza independientemente de los cambios introducidos por la F1. Fernando es tercero en el Mundial, y tiene a Aston Martin luchandopor el podio del campeonato.