El Leganés y el Deportivo de La Coruña escenificaron este viernes en Butarque un empate sin goles en el que hubo intensidad y ocasiones, pero también miedo a no perder y ausencia de puntería y tras el que el cuadro gallego sumó un punto más y aplazó la salvación del madrileño.
Salió el conjunto coruñés espoleado por la necesidad y la adrenalina de aquel que se asoma al precipicio. Su rival descentrado, descolocado y sobrepasado. La consecuencia fueron diez minutos monocromos, quizás los peores de los madrileños como anfitriones en lo que va de curso.
Cada pérdida, y fueron varias, era el comienzo de una rápida transición ofensiva de los de Seedorf buscando en profundidad a Lucas Pérez. Únicamente la falta de acierto del atacante en los metros finales evitó que firmara un doblete en ese intervalo. Dos ocasiones tuvo y ambas claras.
De poder a poder
En la primera le robó el esférico a un confiado Siovas y tras apoyarse en Çolak encaró la portería. Zaldua evitó que la acción pasara a mayores llegando en el momento justo. La segunda fue de las que difícilmente se olvidan. Solo ante el peligro y con tiempo de sobra para pensar la mejor definición, vio cómo Cuéllar le tapaba el disparo.
El aviso fue tal que hizo despertar de golpe a los locales. Se inclinó entonces el partido hacia el otro área y le tocó sufrir al Deportivo. A un centro-chut de El Zhar que pasó cerca de la portería le siguieron una sucesión de acciones a balón parado. En una de ellas, bien diseñada en la pizarra, remató sin oposición de nuevo el marroquí pero el balón acabó marchándose fuera en medio de la incertidumbre.
Desatados ya unos y otros, emergió un choque frenético donde todo podía suceder. En esas circunstancias Lucas dispuso de una más, encontrándose de nuevo con Cuéllar en su impacto cruzado, y Siovas tuvo que adelantarse a Adrián cuando el delantero paladeaba el gol. También Zaldua se asomó mediante un tiro que se marchó alto.
El descanso le sentó mejor a un Leganés que apareció en el verde mucho más fresco que al comienzo del enfrentamiento. Pero eso no impidió al contrario seguir generando jaquecas a una defensa al límite con cada balón largo. Irrumpió entonces un momento clave en muchos de los encuentros del Leganés, la última media hora.
La salvación, más complicada
Ahí cuando las piernas pesan y la mente importa tanto como el físico, los 'pepineros' se encuentran cómodos. Siete de sus últimos diez goles habían entrado en esa franja temporal. El Zhar, siempre importante en dichos minutos como catalizador de los contraataques, empezó a descolgarse hasta el centro del campo para recibir y conducir aunque le costaba encontrar apoyos con los que generar continuidad.
Los visitantes mientras tanto funcionaban a ráfagas, inquietando sin intimidar. No cambió el panorama cuando entró Andone para acumular más efectivos en ataque. De hecho pudo ser peor si Álvarez Izquierdo hubiera señalado una mano de Albentosa dentro del área casi en la agonía.
El pitido final frustró la salvación matemática de los locales si bien no impulsa demasiado al Deportivo, solo unido a la lucha por la permanencia con los madrileños por el fino hilo del goalaverage. Cualquier tropiezo suyo o acierto de los de Garitano evitará que puedan darles caza.