La Juventus se convirtió en el primer finalista de la Liga de Campeones 2016-2017, al ganar por 2-1 al Mónaco en Turín gracias a los goles, ambos en la primera mitad, del croata Mario Manzukic y del brasileño Dani Alves.
El club campeón de Italia confirmó el triunfo por 2-0 logrado el pasado miércoles en el Principado y ya tiene su billete para la final de Cardiff (Gales), en la que se enfrentará al vencedor de la eliminatoria entre el Real Madrid y el Atlético, que se resolverá este miércoles y cuyo primer asalto ganó el equipo blanco por 3-0.
Los turineses confirmaron su tradición positiva ante equipos franceses, contra los que ganaron 12 eliminatorias de 12 disputadas, y eliminaron a un Mónaco que recortó distancias gracias al talento del francés Kylian Mbappé.
El gol de los monegascos interrumpió la racha de minutos sin recibir goles del portero Gianluigi Buffon (690), aunque no estropeó la fiesta de un Juventus que volverá a jugar una final europea a dos años de distancia de la última vez, cuando cayó contra el Barcelona en Berlín.
Por su parte, el Mónaco cerró una temporada extraordinaria en la Liga de Campeones, en la que fue la principal revelación, al eliminar al Manchester City del español Pep Guardiola en los octavos de final y al Borussia Dortmund en los cuartos.
Con el objetivo de blindar la defensa, el técnico del Juventus, Massimiliano Allegri, alineó esta noche a la denominada "BBC", una línea de tres formada por los expertos internacionales italianos Leonardo Bonucci, Andrea Barzagli y Giorgio Chiellini. Por su parte, el entrenador portugués Leonardo Jardim apostó por un once ofensivo, con el también portugués Bernardo Silva en la banda derecha y con el colombiano Radamel Falcao y Mbappé en la delantera.
El duelo no empezó de la mejor manera para el Juventus, ya que el alemán Sami Khedira tuvo que retirarse a los diez minutos de juego tras sufrir una lesión en el muslo izquierdo; poco antes, además, Mbappé había asustado a los turineses con un tiro al poste. A pesar del problema físico de Khedira, el conjunto bianconero tomó el mando del duelo tras el primer cuarto de hora y empezó a crear ocasiones de gol con continuidad.
Después de tres ocasiones desaprovechadas entre el 22 y el 28 por Higuaín, Mandzukic y el bosnio Miralem Pjanic, el Juventus logró adelantarse por medio del propio delantero croata, que empujó el balón a la red tras un despeje del arquero, también croata, Danjel Subasic (m.33).
Dybala y Pjanic fueron los líderes entre líneas del club campeón de Italia y de sus jugadas salieron la mayoría de las ocasiones de gol. Esa superioridad tuvo premio con el tanto del 2-0 al borde del descanso, cuando Dani Alves amplió distancia con una gran volea desde fuera del área; es el décimo gol en la Liga de Campeones del brasileño, que jugará en Cardiff su partido 100 en esta competición.
La Juventus entró en los vestuarios en el descanso con una ventaja total de 4-0 que le permitía encarar la segunda mitad con tranquilidad. En vista del próximo partido liguero contra el Roma, en el que podría ganar su sexto título consecutivo, Allegri dio descanso a Dybala y apostó por el colombiano Juan Guillermo Cuadrado para aprovechar los espacios que el Mónaco dejaba al contragolpe.
Tal y como hacen en los partidos del campeonato nacional, los bianconeri controlaron el ritmo de juego sin forzar acciones ofensivas, a la espera de poder lanzar en velocidad a sus delanteros. Todo parecía encarrilado para un plácido final, pero el Mónaco logró aprovechar un momento de distracción de la defensa local para marcar el 2-1 y devolver un mínimo de ánimo a su equipo (m.69).
Tras ese gol, el duelo se hizo muy intenso durante unos quince minutos, entre el 70 y el 85. Mandzukic golpeó con un codazo al brasileño Fabinho y poco después el polaco Glik pisó con dureza a Higuaín cuando éste estaba caído en el césped. El colegiado holandés Bjorn Kuypers no castigó ninguna de las dos acciones.
Tras esas dos jugadas, el choque volvió a la calma y el Juventus pudo celebrar su clasificación para la final del Millennium Stadium de Cardiff. El equipo italiano, que está a un paso de conquistar su sexto título liguero consecutivo y que jugará la final de la Copa Italia, luchará también por una Copa de Europa que le falta desde 1996.