La primera decisión que tomó Joan Laporta tras llegar a la presidencia del FC Barcelona no fue planificar el verano de fichajes, ni acometer la renovación de Leo Messi o la búsqueda de un nuevo técnico: el nuevo mandatario culé se vio obligado a reconstruir parte del Camp Nou.

Tal y como informó Carles Tusquets, presidente de la junta gestora azulgrana tras la dimisión de la directiva de Josep María Bartomeu, durante su mandato, "hay zonas (del estadio) que se están cayendo literalmente. Hay una parte de la estructura del estadio que se está cayendo. En alguna puerta del estadio han caído trozos de techo. Hay que hacer obras de forma urgente".

A su llegada en marzo, Laporta puso 1,8 millones de euros para solucionar hasta 119 patologías que se habían detectado en el Camp Nou y que impedían que el feudo blaugrana se pudiese abrir al público.

Ahora, 'La Vanguardia' ha desvelado el origen de esas patologías... y la inconsciencia de la anterior directiva para con sus aficionados. Según el citado medio, el Camp Nou albergó entre la primavera del 2019 y el otoño del 2020 21 partidos con riesgo para los espectadores, incluyendo el Clásico ante el Real Madrid de diciembre de 2019.

En 2018, después de que la empresa Nikken ganara el concurso para la reforma del estadio, esta delegó en la empresa de ingeniería ARUP, que realizó el informe detallado de patologías.

En el mismo figuran 127 patologías que requerían "una actuación inmediata", siendo 44 de estas "un riesgo de seguridad para los usuarios del Camp Nou por el peligro de caída del edificio de piezas o fragmentos sobre zonas de paso o de concentración de espectadores".

Las más graves ya han sido solventadas y el Camp Nou, ahora sí, es un lugar seguro para la afición culé, pero durante más de un año puso en riesgo a sus hinchas en hasta 21 partidos. Menos mal que no hay que lamentar ninguna desgracia.