Ni rastro es ni rastro. La obra Equal-Parallel/Guernica-Bengasi de más de 38 toneladas de peso, realizada en 1986 por Richard Serra específicamente para el entonces Centro de Arte Reina Sofía y adquirida en abril de 1987 por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, despareció de la noche a la mañana. Costó 37 millones de pesetas. Con investigación abierta incluida entonces. Como solución, el museo llegó a un acuerdo con el representante legal del artista. Pero el escultor puso condiciones. Por un lado, dio el visto bueno a la fabricación de las planchas de acero que conformaban la obra Equal-Parallel/Guernica-Bengasi y, al tratarse de una reposición de piezas y no de la compra de una nueva escultura, no percibiría honorario alguno. Pero el gasto de material y de mano de obra por la fabricación de las planchas corrió a cargo del Museo Reina Sofía.
En el acuerdo se especificó que las características técnicas y formales de las piezas que se iban a reponer fuesen idénticas a las de la obra Equal-Parallel/Guernica-Bengasi, prueba de la exigencia del artista. Según desveló el entonces director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Javier Viar, Serra era un artista estricto, tanto que ha llegado a decir que una obra no era suya por no estar colocada como él quería. "Pide ciertos metros de distancia con el edificio y a veces si no está conforme con la ubicación llega hasta decir que la obra no es suya", desveló en la rueda de empresa del estreno del depósito a cinco años del escultor Richard Serra en la pinacoteca bilbaína.
Otra de las conclusiones que se sacaron en el acuerdo era que si la pieza de 1986 aparecía, el escultor y el Museo Reina Sofía decidirían, de mutuo acuerdo, qué piezas se destruirían, si aquéllas o las fabricadas ahora, con el fin de controlar la existencia de una sola obra. Del mismo modo, zanjaron que el nuevo Equal-Parallel/Guernica-Bengasi viajaría a Nueva York para retrospectiva dedicada a Richard Serra por el MOMA. Luego volvería a Madrid donde quedaría instalada en el Museo Reina Sofía, formando parte de su Colección Permanente. Así fue. La escultura, constituida por cuatro bloques macizos de acero corten laminado en caliente, volvió a Madrid en 2009. El alzado de las cuatro masas compactas que componen la instalación permite que, sólo cuando el espectador pasea por la sala se pueda asimilar la intensidad de la obra y su juego espacial.
Qué pasó con la obra de Richard Serra
La nueva está bien, pero qué ocurrió con la desaparecida. Nadie lo sabe. A Juan Tallón, escritor, le llamó la atención este enigma y publicó en 2022 'Obra maestra', una novela que ficciona la increíble desaparición de la escultura. Resulta que el Museo Reina Sofía la exhibió en la inauguración de la pinacoteca en 1987 y poco después, por falta de espacio, decidió retirarla. Contrató una empresa especializada para su custodia en un almacén de Madrid. Pero cuando la volvió a reclamar ya no estaba en el almacén.
"Nadie sabe con absoluta seguridad qué ha pasado con ella y si me preguntas si creo que aún existe, yo te diría que no. Pero no se puede tener la certeza, y por lo tanto aún hay posibilidades de que aparezca. Me gustaría que estuviera todavía viva y, si quiere aparecer, que aparezca", explicó en el momento de la publicación. La investigación de la desaparición se cerró en 2009, hecho que lamenta el escritor.
"Y lo peor es que no pasó nada, en el sentido de que nadie asumió responsabilidades. Esto en otro país no hubiera pasado, pero aquí todo el mundo siguió en sus puestos", expresó a 'Ahora qué leo'. Pero las teorías sobre lo ocurrido están ahí, desde un robo organizado por expertos criminales o incluso su fundición para venderla por piezas en el mercado negro. El gallego ha recopilado todas las opciones en su libro. La historia, su historia, no podrá desaparecer de la faz de la tierra como lo ha hecho el monumento de más de 38 toneladas.
Lo cuenta la escritora Celia Santos
El 'Plan Marta', el "cruel" programa de Franco y la Iglesia para repoblar Australia con mujeres españolas blancas
En los años 60, cientos de mujeres fueron enviadas a las antípodas con el objetivo de repoblar el país, como cuenta Celia Santos en la novela El país del atardecer dorado.