Sólo la Interpol busca 52.000 piezas robadas en todo el planeta. Más de 700 han desaparecido en España y entre ellas, aunque resulte increíble, hay una obra del escultor norteamericano Richard Serra de 38 toneladas. ¿Cómo se le ha podido perder la pista a semejante obra? Es lo que lleva años preguntándose el escritor Juan Tallón.

"Pensar en cómo algo tan inmensamente grande, pesado, desaparece como si fuese pequeño, incluso ligero, me conmocionó", confiesa el autor, a quien su obsesión por este tema le ha llevado a dedicarle su nueva novela: 'Obra maestra'.

Una desaparición rocambolesca

Y no es para menos porque la historia es absolutamente inverosímil. El Museo Reina Sofía compra la escultura a Serra por 37 millones de pesetas. La exhibe en la inauguración de la pinacoteca en 1987 y poco después, por falta de espacio, decide retirarla y contratar a una empresa especializada para su custodia en un almacén de Madrid.

"Fue imposible determinar cómo y cuándo desapareció"

En 2006, la directiva del museo quiere recuperarla, pero la obra ha desaparecido. No hay rastro de ella ni de nadie que sepa cómo pudo desaparecer. "Fue imposible para la Policía de Patrimonio Histórico determinar cómo desapareció, cuándo desapareció y, sobre todo, quién la hizo desaparecer", cuenta Tallón, que ha recopilado en el libro todas las teorías existentes sobre esta desaparición.

"No pasó nada, nadie asumió responsabilidades"

La policía barajó que fuera un robo organizado por expertos criminales o incluso su fundición para venderla por piezas, pero finalmente la investigación se cerró en 2009. Una decisión que lamenta el escritor. "Y lo peor es que no pasó nada, en el sentido de que nadie asumió responsabilidades. Esto en otro país no hubiera pasado, pero aquí todo el mundo siguió en sus puestos".

La investigación se cierra sin responsables

Fue algo así como borrón y cuenta nueva porque museo y artista, que nunca se pronunciaron de lo ocurrido, acordaron la creación de una copia. La réplica, que se puede ver en el Museo Reina Sofía porque forma parte de su colección permanente, costó algo más de 100.000 euros y se considera original a todos los efectos.

"Es una cosa que permite el arte contemporáneo, que dos piezas exactamente iguales puedan considerarse originales ambas. Lo que ya no es tan fácil es que convivieran las dos esculturas. Por eso, de aparecer la primera, la duda sería: ¿qué hacemos con la segunda?", se pregunta Tallón. "Una de ellas debería desparecer, pero la duda sería cuál fundimos".

"Me gustaría que la escultura siguiese viva pero que no aparecería jamás"

La historia es tan fascinante que cómo contarla fue el gran reto para este escritor que ha tardado una década en dar forma a la novela. "Lo que a mí me gustaría es que la escultura siguiese viva pero que no apareciera jamás". Para el gallego, esta sería la única manera de mantener el misterio en torno a una de las desapariciones más insólitas de nuestro país.