Un robo histórico

¿Cómo pueden los ladrones del Museo del Louvre dar salida a las joyas robadas? Las teorías de los expertos

Entre líneas Una hipótesis es que despiecen los objetos y vendan las piedras preciosas y gemas por separado para evitar sospechas.

Una de las joyas robadas del Museo del Louvre de París.
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El histórico robo ocurrido en el Museo del Louvre del domingo, sigue generando muchas incógnitas. Los ladrones se llevaron en total ocho joyas del siglo XIX con un valor histórico y económico incalculable. La gran pregunta ahora es qué podrían hacer con ellas.

Al ser robadas y, sobre todo, al ser "famosas", son fácilmente identificables, por lo que no se podrán vender ni subastar ni exhibir, al menos de forma legal.

Por lo tanto, una de las principales hipótesis que manejan las autoridades francesas es que las troceen y vendan por piezas las gemas que las decoran.

"Lo han robado, no se puede subastar. Las pueden trocear y destrozar", afirma Rafael Brancas, de la sala de subastas Moyua Brancas.

Cada una de ellas cuenta con miles de piedras preciosas como perlas, zafiros o diamantes que por sí solas tienen un gran valor.

Es una opción bastante factible porque al tratarse de objetos pequeños como diademas o coronas, son fáciles de romper y despiezar. Además, podrían fundir y volver a tallar los metales para hacerlos completamente 'invisibles' al ojo policial.

El mercado ilícito

Otra opción es el mercado ilícito, donde ahí sí, las joyas podrían valer como pago. El director del Máster en Mercado del Arte de la Universidad Nebrija, José Luis Guijarro, asegura que también se pueden utilizar como "garantía en algún tipo de operación ilícita".

"Como ocurre muchas veces, son moneda de cambio en transacciones de mercados ilegales o tales como el de las drogas o las armas", declara.

El valor histórico

En cualquier caso, su valor no reside únicamente en sus materiales, sino en lo que representan para la historia de Francia.

Brancas subraya que las piezas robadas "tienen valor en la medida de lo que son". Por eso, "si se pudiera subastar legalmente alcanzaría precios muy altos".

Por ejemplo, entre las piezas se encuentran un broche y una corona que pertenecieron a la emperatriz Eugenia.

Para Guijarro, este hurto, que no es el primero que se comete en el Louvre, supone "un agujero en la línea histórica del museo, que probablemente es la institución artística más importante del mundo".

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