Investigación en curso

Siete minutos y un botín de valor incalculable: crónica de un robo relámpago en el Louvre, el museo más famoso del mundo

Los detalles Los ladrones cometieron el atraco a plena luz del día. Llegaron al museo en dos motos y un camión con montacargas, camuflados con chalecos amarillos y con pasamontañas.

Museo del Louvre.Museo del Louvre.Europa Press
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La escena vivida en Francia podría ser propia de una película de cine. Tan solo había pasado media hora desde que el Louvre había abierto sus puertas, eran entre las 09:30 y las 09:40, cuando cuatro ladrones lograron acceder al interior del museo más visitado del mundo por una escalera de mudanzas situada en el lado del Sena.

Camuflados con chalecos amarillos. Vestidos como si fuesen obreros. Pero, eso sí, con pasamontañas, llegaron a dicho lugar en dos motos y un camión con un montacargas como los que se utilizan en las mudanzas, según explicó más tarde la fiscal de París Laure Beccuau, responsable de la investigación.

Tras esto, entraron por un balcón a la galería de Apolo tras hacer una brecha en el cristal de una ventana con unos discos de corte. Con ayuda de una motosierra consiguieron romper las vitrinas y llevarse las joyas de Napoleón Bonaparte, Napoleón III o la emperatriz Eugenia de Montijo.

En total, robaron nueve piezas de "un valor incalculable", como más tarde expreso Laurent Nuñez, ministro del Interior, que pertenecieron a las reinas María Amelia, esposa de Luis Felipe I, y Hortensia, casada con Luis Bonaparte y madre del emperador Napoleón II, así como la emperatriz Eugenia de Montijo.

Tras hacerse con estas piezas, se marcharon como habían llegado: en moto. Un atraco a plena luz del día en el museo más famoso del mundo para el que tan solo necesitaron siete minutos.

Las alarmas funcionaban, pero "o no sonaron en la sala o no las oyeron", señaló Beccuau. En el interior, los asaltantes amenazaron a los agentes presentes con las mismas radiales con las que luego romperían las vitrinas antes de llevarse el botín.

Un robo rápido y profesional, pero con fallos

Los ladrones lograron llevarse una diadema de la reina María Amelia y de la reina Hortensia; un collar del conjunto de zafiro de las mismas reinas; un pendiente de ese mismo conjunto; un collar de esmeraldas de la reina María Luisa; un par de pendientes de esmeralda de María Luisa; un broche; una diadema de la emperatriz Eugenia; y un broche de la misma emperatriz.

Laurent Núñez destacó que se trata de "un robo de gran envergadura", añadiendo que "está claro que habían hecho un trabajo de reconocimiento y parece que tenían experiencia en este tipo de acciones". Por su parte, la fiscal de París confirmó que todo apunta a un comando organizado.

Sin embargo, en su huida cometieron un error y perdieron la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, la esposa española del emperador Napoleón III (1852-1870), la cual resultó dañada.

Se trata de una corona que lleva 1.354 diamantes y 56 esmeraldas creada para la emperatriz con ocasión de la Exposición Universal de 1855, que tras el cambio de régimen a la III República, en 1870, fue vendida en 1885 por el Estado francés como una forma de liquidar su pasado monárquico y solo volvió a su propiedad algo más de un siglo después gracias a una donación.

La ministra de Cultura, Rachida Dati, hizo hincapié en que fueron "profesionales" que actuaron sin violencia, por lo que no hubo heridos, y también en que la evacuación de los visitantes del museo, que cerró tras lo ocurrido, por parte de los empleados se llevó a cabo igualmente con "profesionalidad".

Un ataque al "patrimonio" francés

La Fiscalía de París ha abierto un procedimiento por robo en banda organizada y asociación de malhechores. El presidente francés, Emmanuel Macron, señaló que el robo del Louvre es "un ataque a un patrimonio que apreciamos porque es nuestra historia", y se mostró convencido de que "encontraremos las obras y los autores responderán ante la Justicia".

El senador comunista Ian Brossat denunció que el Gobierno no hubiera hecho caso de las advertencias que habían lanzado los empleados del Louvre, que el pasado 16 de junio organizaron una huelga sorpresa para alertar sobre la falta de personal, sobre todo en la seguridad. Brossat, que se quejó de que la ministra de Cultura parezca haber descubierto el problema, hizo notar que en los últimos cinco años la plantilla del museo se ha reducido en 200 personas.

Dati recordó que Francia es un país con un gran patrimonio histórico de un gran valor y eso ha hecho de sus museos objetivo de los delincuentes, un problema "antiguo" en el que se estaba trabajando también en el Louvre, que había pedido una auditoría de seguridad a la Prefectura de Policía.

El último robo en este museo situado en el corazón de París se produjo en 1998, cuando se sustrajo en pleno día un cuadro del pintor francés Camille Corot que no ha aparecido. Pero el más famoso fue el que cometió el 21 de agosto de 1911 un obrero italiano, Vincenzo Peruggia, que se llevó La Gioconda, según explicó por patriotismo. El cuadro de Leonardo da Vinci se recuperó en 1913, después de que el ladrón se puso en contacto con un marchante de arte.

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