El presentador y cómico Ángel Martín publica este martes 'Por si las voces vuelven', un libro en primera persona sobre cómo se reconstruyó tras su ingreso en un hospital psiquiátrico por un episodio al que los médicos pusieron el nombre de 'brote psicótico producido por consumo de drogas y depresión'.

En 2017, Ángel Martín se vio a los mandos de una nave espacial, conversó con la muerte e incluso felicitó a su novia en las redes sociales por el éxito de taquilla de 'Wonder Woman', con el que, por supuesto, ella no tuvo nada que ver.

Él le llenó la casa de regalos y ella se dio cuenta de que algo no estaba funcionado bien en él. Decidió dar la voz de alarma y llevarlo al hospital. Tras dos semanas ingresado, cuenta el humorista que salió del hospital deshecho, inmerso en una depresión y sin entender nada de lo que le había pasado.

Quiso buscar libros sobre casos como el suyo y, como no los encontró, decidió relatar su experiencia a modo de guía, por si podía servir a los demás, o a él mismo si recaía.

Un año después, y en un momento en el que la pandemia ha puesto de manifiesto la fragilidad del sistema español del cuidado de la salud mental, la editorial Planeta saca a la venta un libro que el día de su lanzamiento ya ha alcanzado la tercera edición.

En una entrevista con EFE, el monologuista ha explicado que está "desafiando" a las voces, y que cuando aparecen "hablan de todo", sin embargo asegura que no lo han vuelto a hacer desde que salió del hospital: "Había tantos mensajes, tantas tramas y tantas señales que es muy difícil recordar lo que decían".

A pesar de que ha indicado que hubo un momento en el que pensó que no remontaría, actualmente lucha por "mantenerse cuerdo intentando vivir con coherencia y sentido común".

Asimismo, remarca el valor de la salud mental: "El primer paso sería tratar de perder el miedo a mencionar en voz alta a nuestro entorno más cercano que estamos mal. A veces ponemos el foco en lo que no podemos tener, por desgracia, por cómo funciona la sanidad aquí, y nos olvidamos de los pasos que sí podemos dar. Y creo que es súper importante mencionar en voz alta: ‘Estoy un poco regular, me está pasando esto…'. Sin el miedo o la vergüenza a que la gente que tienes cerca te haga una cruz. Y también perder el miedo a preguntar si el otro está bien y si se le puede echar un cable".

En ese sentido, agradece el papel de su pareja, que ha sido "fundamental": "La persona que acompaña a quien ha sufrido algo así es una de las figuras más importantes en una recuperación y uno de los trabajos más duros, porque no sabes lo que le está pasando a la otra persona".

Y recuerda que al final, se ve "la luz": "Cuando empiezas a tener seguridad en ti mismo, a tomar decisiones y hacer ciertas cosas sin la aprobación de los demás es cuando vas viendo un poco la luz. A partir de ahí te vas cogiendo a otras cosas y tratas de reconstruirte desde cero".

"Creo que cuando pasamos por algo y superamos algo no tiene sentido no compartirlo. Es como si te quedaras en un rincón diciendo: 'Mira qué marrón está teniendo ese, yo lo he pasado y tengo un par de herramientas que a lo mejor le irían bien'. Acércate y dale las dos herramientas. A lo mejor no le sirven, pero a lo mejor sí. No pierdes nada por compartirlo. Pasar por algo así, remontar, superarlo y no compartirlo con otros es una estupidez como un templo", ha zanjado el cómico.