El trabajo se basó en un
seguimiento de los registros médicos de 46.634 ciudadanos británicos que
fallecieron con más de 60 años, y al ser una muestra tan amplia incluía a
personas que estaban sanas y otras con diversas dolencias.
En el análisis de datos
constataron que los descensos de la presión arterial eran más pronunciados en
pacientes con demencia, insuficiencia cardiaca, pérdida de peso al final de la
vida y que eran hipertensos al comienzo del estudio. No obstante, también se
produjeron disminuciones a largo plazo sin la presencia de ninguno de estos
diagnósticos.
"Nuestro trabajo
resalta la importancia de realizar un seguimiento a los pacientes
mayores", ha reconocido el investigador George Kuchel, uno de los autores
del trabajo y director del Centro de Envejecimiento en Connecticut.
No obstante, rechaza que
de sus hallazgos se pueda interpretar la conveniencia de no tratar la
hipertensión o interrumpir la medicación a partir de determinada edad. Los
médicos saben desde hace tiempo que la presión arterial va creciendo desde la
infancia hasta la edad adulta pero no estaba del todo claro qué sucede en la
población más mayor, ya que algunos trabajos habían atribuido un hipotético
descenso a un uso más generalizado de hipertensivos.
No obstante, en este
estudio descubrieron que la disminución de la presión arterial también estaba
presente en aquellos que no estaban diagnosticados como hipertensos. Además, la
evidencia era clara de que las disminuciones no se debieron simplemente a las
muertes tempranas asociadas con una hipertensión. "Los estudios
observacionales como el nuestro deben ser seguidos por ensayos clínicos
rigurosos para guiar las pautas de práctica clínica", ha reconocido Kuchel.