Es el mayor enemigo de las charlas, del aperitivo en la terraza, y la principal causa de distracción al volante o por la calle. Una adicción por la que ya han sido atendidas en Madrid 2.300 personas en nueve meses, como el hijo de José María. "Se metía en redes que no son adecuadas para un niño de 15 años", destaca.

Ahora, lleva cuatro meses siendo tratado en un centro pionero. "Ha mejorado él y nosotros, porque antes no conocíamos cómo tratar el problema", explica José María. Porque la 'nomofobia', el miedo a no estar conectados, no se soluciona cortando su uso de raíz sino con expertos y, a poder ser, en familia.

El director del Servicio de atención en adicciones tecnológicas, José Moreno, detalla que "cuando un adolescente necesita un entorno virtual y está en él con una frecuencia que se sale de lo esperables es porque algo le pasa en su entorno personal".

Comienza a ser preocupante cuando el móvil se usa antes de acostarse, al despertar, en el parque, en el trabajo, incluso, en clase. Una prolongación de la mano en mayores y menores ya que uno de cada dos jóvenes de entre 14 y 24 años confiesa usar las tecnologías de manera compulsiva.